El 18/05/2011, Teresa Porto, directora de la Fundación Caixa Galicia (FCG), publicó en este diario el artículo "Luz sobre tebras" en respuesta a otro de mi autoría ("Cosas que me desagradan de la fusión de las Caixas" 8/05/2011).

Quizás por deformación profesional, con el título del artículo de Teresa Porto me vino a las mientes una boutade de economistas y matemáticos: cuando se pierden las llaves en una calle completamente oscura lo mejor es buscarlas bajo una farola encendida aunque esté al otro extremo de la ciudad. Y eso mismo es lo que creo ha intentado la señora Porto si bien, en su inarticulada dramaturgia, al ser incapaz de encender farola alguna para disipar las tinieblas ha alumbrado varios faroles.

En la revista Gallegos (Ediciones Ezaro n°12, IV, 2010) Cuaderno Maruja Mallo, leemos en el "El affaire Maruja Mallo" –artículo de Antón Castro (reputado crítico de arte, profesor, brazo derecho de César Antonio de Molina en Patrimonio durante su etapa ministerial)– que el 11 de marzo de 2001, la titular del Juzgado número 1 de Padrón después de analizar los informes de los peritos expertos en Maruja Mallo (MM), dictaba un auto en el que se le devolvían a Caixa Galicia, por auténticas, dos obras de la citada pintora. Dos años antes, en 1999, siete obras de MM, entre ellas las adquiridas por la FCG, habían sido requisadas por ser supuestamente falsas. Cuadros que pasaron bajo custodia al Museo y Centro de Arte Reina Sofía. Para confirmar la autenticidad de la autoría, adquirió especial relevancia el informe de Pilar Corredoira, principal experta a raíz de la exposición antológica del CGAC, 1993, la más completa de todas las que jamás se presentaron sobre MM, de la que fue comisaria, seguida de otra, 1994, en el Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires). Por si existe alguna duda al respecto baste apuntar que de ello eran conscientes los responsables del Reina Sofía que recomendaron a Pilar Corredoira a instancias de la información recabada por el Ministerio de Justicia para designar una autoridad indiscutible en MM.

Las indagaciones en relación a la autenticidad de las obras las había suscitado un familiar de MM alentado por un galerista de Madrid que quería monopolizar el mercado centrándolo en la capital, excluyendo de consuno a expertos, coleccionistas y galeristas gallegos. Ahora bien, el auto del 11 de marzo de 2001 ponía las cosas en su sitio –colocaba el centro de gravedad de Maruja Mallo en Galicia– al cortar los largos hilos que se movían desde Madrid.

No obstante, asaz previsiblemente para quienes estaban al corriente de los procedimientos de compra de FCG –esto es, realizar las adquisiciones de obras en "circuito cerrado" contando con personas allegadas y sin control externo solvente– en las exposiciones de Maruja Mallo de 2009 (Vigo) y 2010 (Madrid), patrocinadas por FCG y la SECC, ya no aparece ningún comisario de aquí –¡ni siquiera Pilar Corredoira!– sino dos residentes en Madrid muy vinculados a un galerista bilbaíno con negocio capitalino: Huici March y Pérez de Ayala. Como soy de buena cuna y no me gusta señalar con el dedo no daré el nombre del galerista. De momento. Llamémosle DOG.

¿Cómo es posible tanta deslealtad para con quien había salvado la reputación, en 2001, de la colección de pintura de FCG? Pues porque nada hay que una más que hacer negocios conjuntamente. Así, desde el desenlace judicial de 2001, DOG lanza una ofensiva de encanto hacia FCG y a partir del año 2002 la colección se nutre de dos Picasso, pequeños, un Millares y un María Blanchard adquiridos al galerista en cuestión. Que yo sepa. Estos hechos no podrá desmentirlos la señora Porto ni desgañitándose. Ni podrá desmentir que FCG contrató a DOG y a Pérez de Ayala como comisarios de la muestra "Naturalezas vivas" de Maruja Mallo. Ni podrá negar que requirió asimismo los servicios de Huici como comisario para la Muestra del gallego Carlos Aldecoa. Circuito cerrado, ya digo, todo queda entre amigos.

Sucede que, con la inestimable colaboración de ambos comisarios y el apoyo institucional de FCG, DOG dio, a partir de 2010, un cerrojazo total al mercado de MM al aprontar a las exposiciones de 2009 y 2010 más obra de su propiedad (¡veinticinco!) que ningún otro. Obra que fue incluida y por tanto ultrarrevalorizada en el catálogo cofinanciado por FCG. Lo diré sin tapujos: gracias a FCG, DOG ha embridado el mercado de MM en su privativo beneficio desacreditando los fondos de prácticamente todos los galeristas gallegos que han sido discriminados al no catalogar sus obras ni Huici ni Pérez de Ayala a pesar de haber sido certificadas por intachables expertos, incluidos académicos de la Real Academia de Bellas Artes de Galicia.

Todo lo anterior, es decir, el entreguismo de FCG a DOG no se entendería completamente sin un hecho relevante del que tuvimos noticia en el 2009 aunque se fraguó en el 2008. En efecto, en Cinco Días (14/02/2009 información firmada por Kirru Artea) leemos que "Caixa Galicia sale de un trance crediticio, en pleno derrumbe del sector de la construcción, cobrándose un préstamo con gran parte de la colección de arte del grupo Baensa. El asunto tiene su raíz en un préstamo que concedió la caja gallega por un importe superior a los 30 millones de euros, según aseguran fuentes financieras". Y continúa el periodista "El empresario vasco fue asesorado (en realidad fue algo más que asesor pues entre otros cuadros le vendió dos Picasso además de los que había vendido a FCG en su momento) por el galerista DOG (bilbaíno) y la galería Carreras Múgica de Bilbao". Parecida información –en la que el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao (MBAB), del entorno del empresario y de DOG, valora en 4 millones de euros uno de los Picasso y tasa el valor de la colección en 55 millones de euros– se encuentra en EP el 4/03/2009.

Quiere decirse, si FCG se quedó con lo más granado de la colección, para saldar un préstamo estimado en 30 millones de euros, el contravalor mínimo de las obras para cubrirse de la volatilidad del mercado de arte debería situarse alrededor de 40 millones de euros. Bien vendida actualmente podrían obtenerse 50 millones de euros o quizás más. Si la asesoría de DOG fue objetiva y desinteresada.

Haciéndonos la pregunta del protocolo que se siguió para la adquisición de tan cara colección, Teresa Porto nos sale al paso y entrando a matar perpetra tremendo bajonazo: "a valoración da colección fíxose seguindo o protocolo establecido en todos os casos para novos ingresos". ¿De verdad, así se hacían las cosas en Caixa Galicia? Pues muy mal porque en París, donde escribo, las cosas se hacen con mucha más profesionalidad. No es de extrañar que con tan desenvueltas maneras hayan dejado Caixa Galicia en el estado en que se encuentra. Evidentemente, no es lo mismo dar entrada a un cuadro de Bello Piñeiro o Murguía que a una colección estimada –eso dicen– en varias decenas de millones de euros. Tengo la impresión que en FCG a alguien le faltan un par de hervores.

A mayor abundamiento, me llena de ternura la ingenuidad con la que la señora Porto da por cerrado el tema: "contándose con dúas valoracións, do MBAB e de dous profesionais do sector". Impresionante, me quito el sombrero ¿Y por qué no la valoración de los museos de Vigo o Coruña? Desde cuándo, mira por donde, un museo de provincias –que, colmo del amiguismo, en aras de lavarle la cara, intereses creados obligan, la albergó durante algunos meses– está habilitado a evaluar una colección dizque de nivel internacional ¿Qué pasa, por otra parte, con "os dous profesionais do sector"? Que se sepa, pero la señora Porto al parecer ignora, los profesionales del sector que pueden hacer una valoración rigurosa respecto a algunas obras de esa colección son, por ejemplo: Fernand Léger: Comité Léger (París); Chagall: Comité Chagall (París); Salvador Dalí: Descharnes y Amiot (París); Kandinsky: Barnett (New York); Juan Gris: González (París); Miró: Jacques Dupin (París), etc.

Visto lo que precede, la colección Baensa debería salir a subasta internacional; por ejemplo, en Christie´s o en el Hôtel Drouot. Si con la venta se cubre el saldo impagado del constructor vasco (pongamos, 25 millones de euros) NCG recupera un dinero que nos viene muy bien a los gallegos. Si se vende por 40 millones me corto el pelo al cero. Si no se cubre el saldo, la nueva presidencia de NCG debe tomar las medidas que se impongan. En cualquier caso, visto el amateurismo, desparpajo, amiguismo de circuito cerrado y descontrol en FCG, la Obra Social de Caixanova no debe caer bajo su imperio.