En Curiel la política era una herramienta fundamental para cambiar la sociedad

Era uno de los militantes con mayor dominio de la paciencia y de la astucia unitaria; su gran talento le hacía creador de innumerables proyectos y de conjunciones estratégicas para la unidad.

Militante comunista, a quién tuve personalmente la preferencia para su ingreso en el PCE, en un viaje a París, Petit no era hombre de palabras y de actitudes fuertes. Retórico por necesidad, siempre hizo gala de la fuerte creencia en su templanza unitaria.

Poseía una buena y espiritual serenidad que añadía valor a aquel espíritu revolucionario, que siempre encontraba razones para ser dichoso y positivo.

Mis últimas palabras con él, hace algún tiempo, fueron que a veces los humanos perdemos el ingenio cuando ya no lo necesitamos y cuando las utopías revolucionarias sólo son telones de fondo.

Es posible que hoy su silencio absoluto nos impida saber que, tanto el buen Dios como el diablo, ambos son productos de la decadencia.

A pesar de todo, la Revolución tiene su continuidad.