Una buena metáfora, cuando prende, se queda entre nosotros, a costa de ir perdiendo cada día un poco de su luz. Todos los economistas del mundo y la gente normal están pendientes ahora de los brotes verdes, que es como se denomina a los primeros síntomas de la recuperación. ¿Hay o no hay brotes verdes?, cavilan los dirigentes de los bancos centrales, los ministros de Economía y los gurús del ramo. Un repunte en la sección de anuncios breves del periódico ¿es un brote verde?, ¿lo es que en alguna agencia inmobiliaria superviviente llamen algunas personas, aunque no compren? Lo que más importa es la metáfora en sí: sólo se está pendiente de los brotes cuando íntimamente sabemos que el invierno va quedando atrás. Y, ya se sabe, lo que hoy es creencia mañana será economía, pues los verdaderos brotes verdes hoy están en el espíritu: si éste los busca, ya los ha encontrado.