El Partido Comunista chino (PCC) anunció ayer su intención de poner fin al límite de dos mandatos presidenciales que ahora establece la Constitución. La supresión de esa cláusula abre la vía a que el presidente Xi Jinping se mantenga en el poder de forma indefinida. Xi es presidente desde 2013 y, según las previsiones actuales, debería abandonar sus funciones en 2023.

El Comité central del partido, que actúa como una especie de parlamento de la institución, quiere eliminar de la Constitución china la limitación que establece que un presidente "no puede ejercer más de dos mandatos consecutivos" de cinco años. A esa medida se suma una propuesta para incluir el pensamiento político del mandatario en la Carta Magna. Ambas medidas serían dos indicios claros que apuntan a una apuesta por reforzar su ascendencia en la política y el futuro del país.

La Constitución actual exige a Xi, de 64 años, que renuncie a la Presidencia después de dos períodos de cinco años. Al acercarse el final de su primer mandato, será elegido formalmente para un segundo puesto en la reunión anual del Parlamento, un organismo completamente supeditado a los designios del Comité Central, que comenzará el 5 de marzo.

No hay límite en su mandato como jefe del partido y comandante de las Fuerzas Armadas, aunque la norma es un plazo máximo de 10 años, coincidiendo con los términos de la Presidencia. Xi comenzó su segundo mandato en estos cargos el pasado mes de octubre. Los cambios ahora en marcha suponen una consolidación del poder adquirido por Jinping.

Desde su llegada a la cabeza del partido, en 2012, Xi Jinping concentra todos los poderes como ningún otro líder chino consiguió hacer en los últimos 25 años.

En octubre pasado, durante el XIX congreso quinquenal del PCC, el presidente de China logró que se incluyera en el estatuto del partido su "pensamiento sobre el socialismo de estilo chino de la nueva era", un honor que hasta ahora solo había recibido en vida Mao Zedong, fundador del régimen comunista en 1949. También desarrolló una intensa lucha contra la corrupción, que llevó a imponer sanciones a más de un millón de personas, aunque algunos la consideran como una manera de deshacerse de sus enemigos.