El ministro holandés de Exteriores, Halbe Zijlstra, dimitió el martes tras admitir la víspera que mintió en 2016 al asegurar que había asistido años atrás a un encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin en el que este habría pronunciado frases amenazadoras sobre los intereses territoriales de la "Gran Rusia".

"Pude escuchar claramente la respuesta de Putin a la pregunta sobre qué consideraba la 'Gran Rusia' y dijo que incluía Rusia, Bielorrusia, Ucrania y los países bálticos y que 'estaría bien' tener también Kazajistán", aseguró el político.

Zijlstra, un oscuro consultor de la petrolera Shell, llevaba en su cargo tan solo cuatro meses, y su renuncia llegó horas antes de un viaje a Moscú, donde debía reunirse con el canciller ruso, Sergei Lavrov. Su nombramiento, dentro de un Gobierno de muy laboriosa formación, había sido acogido con sorpresa por su bajo perfil.

La mentira de Zijlstra fue desnudada por el diario "De Volkstrant", lo que obligó al aún ministro a confirmar el lunes a la publicación que nunca estuvo en el polémico encuentro y que las supuestas palabras de Putin le llegaron de segunda mano. Su dimisión ha evitado al "premier", Mark Rutte, dar explicaciones al Parlamento.