El presidente de EE UU, Donald Trump, culminó ayer su presencia de dos días en la cumbre económica de Davos con una intervención de quince minutos, centrada sobre todo en el comercio internacional y en la llamada a invertir en EE UU. Trump convenció a algunos de los 1.500 asistentes a su discurso, desagradó a otros y, finalmente, cosechó una buena dosis de abucheos -transcritos como "risas" en la versión oficial de la Casa Blanca- cuando lanzó una de sus habituales andanadas contra la prensa.

"Hasta que me convertí en político no me di cuenta de lo cruel, mala y falsa que puede llegar a ser la prensa", dijo Trump, de 71 años. La referencia a los medios de comunicación se produjo horas después de que "The New York Times" publicase que, en junio del año pasado, el magnate ordenó la destitución del fiscal especial que investiga la trama rusa, Robert Mueller.

Según el rotativo neoyorquino, Trump solo dio marcha atrás cuando el asesor legal de la Casa Blanca Donald F. McGahn amenazó con presentar su dimisión si Trump insistía en la destitución de Mueller, nombrado por el Departamento de Justicia para llevar adelante la investigación de las supuestas conexiones entre la campaña del entonces candidato republicano y Moscú para ayudarle a ganar las elecciones presidenciales de 2016.

"Noticias falsas, amigos, noticias falsas", desmintió Trump por la mañana a su llegada al foro, usando así una de las coletillas a la que más le gusta recurrir, el conocido "fake news".

El jueves, antes de salir hacia Davos, Trump se mostró dispuesto a ser interrogado "bajo juramento" por Mueller. "Me encantaría hacerlo", afirmó en la Casa Blanca. "Me gustaría hacerlo lo antes posible", precisó acto seguido. "Lo haría bajo juramento, por supuesto", redondeó.

Consultado acerca de cuándo podría tener lugar esa audiencia, Trump dijo no saberlo con exactitud. "El martes se hablaba de unas dos o tres semanas", indicó. A principios del actual mes de enero, Trump todavía consideraba "improbable" una entrevista con el fiscal especial.

En Davos, que abandonó ayer a primera hora de la tarde, mientras sus seguidores se mostraban convencidos de que, "por fin", el mundo le considera como un "auténtico" jefe de Estado, Trump aseguró que demócratas y republicanos del Congreso acabarán resolviendo más pronto que tarde la situación de los jóvenes inmigrantes llamados "dreamers", que está en el centro de las negociaciones para que se apruebe el próximo presupuesto antes de que, el 8 de febrero, expire la actual prórroga. De hecho, la Casa Blanca propuso el jueves un plan de reforma migratoria que abre la puerta a naturalizar a 1,8 millones de jóvenes inmigrantes en un proceso que puede tener una duración de 10 a 12 años.