Cuando apenas faltan 48 horas para que el presidente de EE UU, Donald Trump, cumpla este sábado un año en el cargo, Washington es un hervidero de batallas cruzadas en el centro de todas las cuales se encuentra el magnate.

A la cabeza de todas, la trama rusa, la supuesta colaboración entre Rusia y la campaña del entonces candidato republicano para ayudarle a ganar las elecciones. El exjefe de estrategia de la Casa Blanca y exjefe de campaña de Trump, Steve Bannon, accedió ayer ser interrogado por el fiscal especial que investiga la trama desde el pasado mayo, Robert Mueller.

Bannon, muy reticente hasta ahora, ha cedido después de que Müeller consiguiera la pasada semana que un gran jurado le citara para interrogarle sobre el mismo asunto. Ya no tendrá que comparecer ante ese temido órgano, con capacidad para determinar si se debe abrir juicio sobre un asunto. Se espera que Bannon se sume ahora al grupo de antiguos colaboradores de Trump que está colaborando con la justicia, a cuya cabeza figura el exconsejero de Seguridad Nacional Mike Flynn, el primero de los colaboradores presidenciales en caer a raíz de la trama. Flynn tuvo que presentar su dimisión el pasado febrero.

El ultra Bannon, distanciado de Trump desde que este le despidió el pasado agosto, compareció el martes a puerta cerrada ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes para ser interrogado sobre la trama. No obstante, según ha trascendido, se negó a responder a ninguna pregunta relacionada con sus actividades en la Casa Blanca. Parece claro que se reserva para Mueller, ya que su relación de fidelidad con Trump quedó del todo rota tras la aparición del libro "Fuego y furia", en el que se pone en su boca la acusación de traición contra el primogénito de Trump por reunirse con agentes de Moscú.

La segunda batalla se libró ayer en el Senado, donde el legislador republicano por Arizona Jeff Flake acusó a Trump de atacar a los medios de comunicación con el mismo estilo del dictador soviético Stalin al calificarlos de "enemigo del pueblo". Flake secundaba al otro senador por Arizona, el también republicano John McCain, excandidato presidencial en 2008, quien pidió a Trump que "deje de atacar a la prensa".

El Congreso es también el escenario de una tercera batalla, librada contrarreloj. Republicanos y demócratas tienen hasta mañana, viernes, a medianoche para conseguir un acuerdo presupuestario que evite un cierre gubernamental y obligue a despedir a personal no esencial por falta de fondos.