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Cuando los servicios secretos espiaban a Brandt

El político socialdemócrata, el canciller más carismático de la posguerra germana, fue sometido a vigilancia en Alemania incluso cuando ya gobernaba

Willy Brandt, el canciller federal más carismático de la posguerra alemana, fue espiado, junto a otros políticos socialdemócratas, por los servicios de información germano-occidentales.

Así lo revelan documentos del legado, hasta ahora secreto, de quien fue jefe de esos servicios, Reinhard Gehlen, a los que ha tenido acceso el diario muniqués "Süddeutsche Zeitung".

Gehlen, que había sido general del Ejército alemán durante el nazismo, se dedicó, tras la derrota del Tercer Reich, a espiar a políticos de la democracia, sobre todos los del partido socialdemócrata (SPD).

Los documentos demuestran además que el responsable de información del SPD Fried Wieseman trabajó desde los años cincuenta tanto para el BND (servicios secretos alemanes) como para la CIA estadounidense.

Gehlen consideraba a Brandt como "traidor" a la patria, y mandó espiarle en secreto cuando el dirigente socialdemócrata ocupaba los cargos de vicecanciller y ministro de Exteriores en el gobierno de coalición presidido por el cristianodemócrata Kurt Georg Kiesinger.

Brandt era odiado por muchos de sus compatriotas por haber emigrado del país en 1933 de la Alemania nazi y haberse dedicado a combatir al régimen desde el exilio.

El dirigente socialdemócrata no fue solamente espiado a partir de 1961, sino que se propagaron todo tipo de rumores sobre su vida privada, en especial su afición al alcohol y a las mujeres y sobre su participación en la guerra civil española.

Cuando en 1966, Brandt se reunió en secreto en Roma junto a otros destacados socialdemócratas con representantes del Partido Comunista Italiano a fin de ganarlos para la política de distensión con la URSS, Gehlen ordenó que se vigilaran todos sus movimientos.

Los documentos que revelan esas sucias labores de espionaje de políticos democráticamente elegidos fueron en su mayoría microfilmados y clasificados como "secretos" o "estrictamente secretos".

Según el "Süddeutsche Zeitung", el BND ofreció dinero al criminal nazi Alois Brunner, refugiado en Siria tras el final de la guerra, para que exculpara a Hans Globke, secretario de Estado del primer canciller de la RFA, Konrad Adenauer.

Brunner había sido uno de los más estrechos colaboradores de Adolf Eichmann, el organizador del exterminio del pueblo judío durante el Tercer Reich, mientras que Globke había ocupado puestos de responsabilidad bajo el nazismo, algo que tanto el Gobierno Adenauer como la CIA trataron de ocultar.

Gran anticomunista, Globke fue un personaje clave en el primer Gobierno de Alemania occidental, responsable de la mayor parte de sus nombramientos, así como de la creación y supervisión de los servicios de inteligencia alemanes y de las relaciones con otros servicios de espionaje y con la propia OTAN.

Gehlen y Globke espiaron, entre otros, a Fabian von Schlabrendroff, que llegaría a juez del Tribunal Constitucional y a quien el primero consideraba uno de los "traidores" que habían impedido la victoria alemana en la Segunda Guerra Mundial. Al parecer le reprochaba que hubiese participado en un intento de atentado contra Hitler.

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