La crisis de Corea centró ayer buena parte de los discursos y las conversaciones de pasillo en la sesión inaugural de la 72.º Asamblea General de la ONU, celebrada en Nueva York. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, apeló a la habilidad política para "evitar errores de cálculo" y conseguir que no se llegue a una guerra con el régimen de Pyongyang. Para el máximo responsable de la ONU, "la preocupación mundial por las armas nucleares está en su nivel más alto desde el final de la Guerra Fría".

El contrapunto al discurso del portugués llegó de la mano del presidente de EE UU, Donald Trump, pese a que la Casa Blanca había adelantado que el tono de su alocución sería diplomático. Trump, que repartió mandobles a Irán, Cuba y Venezuela, calificó de "régimen depravado" a Corea del Norte y advirtió de que la paciencia de su Gobierno tiene un límite y que está dispuesto a "destruir totalmente" ese país si aumentan las amenazas.

En un discurso de 40 minutos, leído en su casi integridad para no dejar margen al error, Trump hizo su primera comparecencia ante la Asamblea, ocho meses después de su llegada a la Casa Blanca y en un tono opuesto al conciliador de su predecesor, Barack Obama.

En su momento más contundente, Trump criticó que un "grupo de criminales", con "el Hombre Cohete" al frente, intente hacerse con armamento atómico en una "misión suicida", violando para ello varias resoluciones aprobadas durante los últimos años por el Consejo de Seguridad de la ONU. "Es hora de que Corea del Norte se dé cuenta de que su nuclearización no es un futuro aceptable", dijo.

Trump subrayó que, aunque EE UU "tiene paciencia", si se ve obligado a actuar para protegerse a sí mismo o a sus aliados "no tendrá otra elección que destruir totalmente a Corea del Norte". "Ojalá no sea necesario", apostilló. El magnate, molesto porque la última tanda de sanciones de la ONU no incluyese el embargo petrolero, instó a la comunidad internacional a hacer "mucho más" para contener la amenaza norcoreana y calificó de inaceptable que haya países que aún colaboren con el régimen de Kim Jong-un. Trump insistió en que ya es momento de "aislar" del todo a Pyongyang.

Por lo demás, el tono general de su discurso reprodujo las líneas generales de sus declaraciones de política exterior, con énfasis particular en el rechazo a los acuerdos multilaterales de comercio y en la defensa de la soberanía nacional: "Siempre pondré a Estados Unidos primero, igual que ustedes, como líderes de sus países, siempre pondrán y deberían poner a sus países primero", dijo.