El dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, aspira a alcanzar "un equilibrio de fuerza real con EE UU" para hacer que sus gobernantes "no se atrevan a hablar de opción militar". Ese, según el líder norcoreano, es "el objetivo final" de su programa de misiles balísticos, así como del nuclear, que "casi ha terminado".

La estatal agencia KCNA difundió ayer unas declaraciones en las que Kim celebra "con orgullo" el éxito del último lanzamiento de Pyongyang: un misil, disparado la víspera, que sobrevoló Japón, el segundo que lo consigue en un mes. KCNA añade que con ese ensayo el joven dictador pretendía también "calmar la beligerancia de EE UU", país con el que, tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, Corea del Norte libra una escalada de tensión sin precedentes.

Kim llamó a sus científicos a acelerar el programa para consolidar la capacidad de ataque de su país y estar en condiciones de realizar "un contraataque nuclear a EE UU al que no pueda hacer frente". Pero Trump le respondió diciendo que hay una "abrumadora" cantidad de opciones para hacer frente a Corea del Norte, contra el que el Consejo de Seguridad de la ONU no aprobó el viernes nuevas sanciones.