La Comisión Europea reconoció ayer que está "preocupada" por el impacto que las nuevas sanciones a Rusia que prepara EE UU puedan tener en empresas de la UE, especialmente alemanas. "Estamos siguiendo este proceso con cierta preocupación sobre los intereses de la Unión sobre independencia y seguridad energética", admitió el portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas.

Donald Trump se había opuesto hasta ahora a ampliar las sanciones contra Moscú, pero en las últimas horas anunció su respaldo al nuevo castigo que promueven las dos cámaras del Congreso, en respuesta a la injerencia rusa en las presidenciales de 2016, el apoyo del Kremlin a los rebeldes ucranianos y la anexión de Crimea en 2014.

Schinas apeló a "la unidad del G-7 sobre las sanciones", que juzgó de "una importancia crucial", para intentar que Washington cuente con Bruselas en este capítulo. El Kremlin confirmó los temores europeos al advertir que las sanciones "perjudican los intereses de terceros países con los que Rusia mantiene relaciones comerciales".