"Hoy hace muy buen día en Mánchester, las familias suelen aprovechar en cuanto sale el sol para sacar a los niños, hacer un pícnic y esas cosas, pero los parques ahora están vacíos". El arbense Frank Expósito ejemplifica así el día de ayer en la ciudad tras el último ataque terrorista en Europa. Como él, otros residentes de origen gallego relatan "el miedo", "la "preocupación" y "la consternación" en los que se ha inmerso la ciudad tras lo sucedido.

Expósito, natural de Arbo, es profesor de Primaria, pero ayer las clases se suspendieron. "No sabíamos si el transporte público iba a funcionar y con otros centros de la zona decidimos suspender las clases", comenta. Vive a tres kilómetros del Manchester Arena, el estadio en el que Ariana Grande actuaba cuando ocurrió todo. "Fue al lado de mi casa; empezamos a escucharlo todo, primero la explosión y luego las ambulancias, mucho ruido. Nos juntamos un grupo de gallegos y al principio las noticias eran confusas, no se sabía si era la explosión de un altavoz, de un generador...", comenta sobre los primeros momentos.

La explosión hizo que los asistentes al concierto salieran huyendo y según pudo presenciar el gallego "había muchos niños y familias enteras; los vecinos de la zona y los hoteles empezaron a acoger a gente, a menores perdidos; había muchos padres nerviosos, llorando porque no encontraban a sus hijos; el comportamiento de los vecinos fue ejemplar". La solidaridad de la gente le ha impresionado: "Los taxistas evacuaban a la gente gratis, es un barrio muy multicultural y ayudaron todos". Asegura que a pesar de la eficacia de la policía, "que informa en todo momentos de lo que ocurre incluso por Twitter", todavía hay algunos menores perdidos o familiares que no saben dónde están sus allegados. "El compañero de trabajo de un amigo no encuentra a su sobrina, estamos todos muy preocupados", añade.

La joven de Negreira Fátima Rodríguez acudió ayer a trabajar a una zona cercana al lugar del atentado. Cuenta que cambió su forma de llegar habitual. "Nos hemos desplazado en coche esta mañana y estamos pensando seriamente en hacerlo todos los días en vez de en el tren, ya que no nos sentimos seguros en la estación central en hora punta, con un montón de gente", explica.

A la hora de comer no pudieron salir del edificio ya que la zona se encontraba acordonada. "Estamos ahora mismo trabajando desde nuestra oficina en el centro de Mánchester y no vamos a salir al 'lunch' porque han evacuado el centro comercial Manchester Arndale, que esta en pleno centro y al que vamos prácticamente todos los días a comer", explicaba a mediodía de ayer. La policía cerró este espacio sin aclarar el motivo de la alarma. Se produjo la detención de un hombre, aunque no tendría relación alguna con los incidentes del pasado lunes.

En esos momentos Expósito también estaba cerca, pues había acudido junto a otros gallegos a donar sangre a un centro médico, como han pedido los servicios de Emergencias. "Nos fuimos de allí sin poder hacerlo, no sabíamos muy bien qué pasaba la verdad, solo nos dijeron que nos teníamos que ir".

La viguesa Amaia Carrascal estudia y trabaja en Mánchester. No reside cerca del lugar del atentado, pero sus amigos se encontraban en un lugar próximo, en una zona de pubs adyacente al recinto del concierto: "Hay una zona de salir, con pubs, y estaban allí; al principio de la noche, cuando pasó, pensaron que había sido un accidente, que habría explotado algo; por la mañana ya se supo la verdad y la gente está bastante consternada".

Lo que más ha impactado en la sociedad de Mánchester, así como en el resto del mundo, es que se ha producido en un concierto al que acudían mayoritariamente jóvenes y niños. Carrascal comenta que "no se entiende" y que ella no se lo esperaban porque "es una ciudad tranquila". "Ha pasado en otras ciudades de Europa, en Londres por ejemplo, yo viví allí y sí parece que pueda pasar, se forman muchos tumultos de gente continuamente, pero no aquí".

Amaia comenta que ayer los helicópteros volaban en el cielo de Mánchester y que el tráfico estaba cortado tan solo en el centro. Sin embargo, añade que "la ciudad está intentado seguir adelante".

Al melinense Borja Pérez la noticia le pilló ya en la mañana. "Trabajo de noche y me acababa de levantar", explicó ayer en directo a la Televisión de Galicia. "Intentar llegar hasta el centro es un calvario, la ciudad está colapsada y hay aún mucho ruido, muchas sirenas y helicópteros", describió para concluir que lamenta la barbarie de lo ocurrido: "Era un concierto para gente muy joven".