Portugal exigió ayer la dimisión del presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, por sus críticas a los países del sur de la Eurozona, a los que acusó de gastarse "todo el dinero en copas y mujeres y después pedir ayuda" a los del Norte. El también ministro de Finanzas neerlandés adelantó que no piensa renunciar a su cargo en la UE y alega que sus palabras han sido malinterpretadas.

La fuerte controversia, sobre la que también se pronunciaron ayer Grecia y el ministro de Economía, Luis de Guindos -en contra del holandés-, y Alemania -a favor-, tiene su origen en una entrevista concedida días atrás al rotativo alemán "Frankfurter Allgemeine Zeitung".

En ella, Dijsselbloem afirmó: "Durante la crisis del euro, los países del norte de la eurozona han mostrado solidaridad con los países afectados por la crisis. Como socialdemócrata, considero la solidaridad extremadamente importante. Pero quien la exige, también tiene obligaciones. No puedo gastarme todo mi dinero en copas y mujeres y luego pedir ayuda. Este principio se aplica a nivel personal, local, nacional y también a nivel europeo".

El jefe del Eurogrupo se defendió ayer de la tormenta de críticas, pero sin dar su brazo a torcer. Únicamente dijo que "lamenta" si alguien se sintió ofendido por su reflexión, que achacó a su "estilo directo", que proviene de "la estricta cultura calvinista" de Holanda.

El primer ministro portugués, el socialista António Costa, calificó su frase de "racista, xenófoba y sexista" y la consideró "completamente inaceptables" y "muy peligrosas porque muestran bien cómo es el peligro del populismo".