Al menos 95 personas fueron detenidas ayer en Washington después de que se desataran enfrentamientos entre detractores de Donald Trump y la Policía, que tuvo que emplear gases lacrimógenos para disolver a los manifestantes. Los choques causaron además "daños materiales significativos" en el centro de la capital federal y varios heridos leves. Además, dos agentes han sufrido heridas leves durante los "ataques coordinados".

Las fuerzas de seguridad sañalaron que, además, varios vehículos policiales sufrieron daños, de acuerdo con la cadena de televisión CNN. "Durante los incidentes registrados, un grupo de personas provocó una serie de heridas a dos políticas en un intento de evitar ser detenidos", señaló el Departamento de Policía.

Sin embargo, anoche, al cierre de esta edición, no se habían producido los temidos enfrentamientos entre seguidores de Trump y manifestantes.

El despliegue de seguridad era ayer imponente en Washington, con cerca de 30.000 agentes y siete kilómetros cuadrados en torno al Capitolio completamente blindados y cerrados al tráfico para evitar atentados del estilo de los de Berlín y Niza.

El tradicional desfile de la pareja presidencial entre el Capitolio, donde Trump juró el cargo, y la Casa Blanca, frío y desangelado, estuvo muy lejos del entusiasmo que despertó el de Barack Obama hace ocho años.

A ambos lados de la Avenida de Pensilvania y el Mall, las aceras aparecían mayoritariamente ocupadas por partidarios del nuevo mandatario, pero salpicadas de manifestantes contrarios a él portando pancartas con lemas como: "No eres mi presidente", "Eres la marioneta de Putin" o con lemas alusivos a su racismo.

"Creo que Donald Trump es un fascista y es muy fácil para la población, especialmente para aquellos que sufren, caer en el fascismo", decía Lysander Reid Powell, de Nuevo México. "Vemos cómo el país toma el mal camino, así que quería hacer todo lo posible por ser parte de la resistencia", agregó para justificar su participación en las protestas.

El único momento en el que el magnate y su esposa Melania se bajaron de la limusina presidencial fue cuando la comitiva pasaba delante el Hotel Trump. Saludaron al público asistente y volvieron a meterse en el vehículo.