El pánico cundió anoche en el centro de Estambul tras la explosión de un coche bomba junto al estadio del club de fútbol Besiktas, que apenas una hora antes se había enfrentado en un partido al Bursaspor. El atentado, aún no reivindicado, dejaba al cierre de esta edición un balance de al menos 13 muertos.

El ministro de Interior, Süleyman Soylu, desplazado al lugar de los hechos, confirmó que el objetivo de los terroristas habían sido las fuerzas policiales. Según el relato provisional de lo ocurrido hecho por Soylu, el coche bomba explotó junto a una furgoneta de las fuerzas antidisturbios y el ataque fue obra de un suicida. Y hubo una segunda explosión.

Tanto el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, como el primer ministro turco, Binali Yildirim, fueron informados del atentado y estaban en permanente contacto con las fuerzas de seguridad en la escena del ataque. La explosión o explosiones se registraron alrededor de las ocho y media de l tarde (hora peninsular española) y causó un inmediato revuelo en las redes sociales, donde se compartían fotografías de fuego y columnas de humo ante el campo de fútbol.

Un gran número de ambulancias acudió al estadio, donde la Policía tomaba medidas de seguridad, y rumores no confirmados de tiroteos en zonas cercanas, atribuidos luego a los propios agentes del orden, sembraron el pánico en Estambul.

El estadio de Besiktas se encuentra a solo medio kilómetro de la céntrica plaza de Taksim de Estambul, donde se levantan numerosos hoteles, donde también fue declarado el estado de máxima alerta.

Horas antes del atentado, el partido gubernamental, el AKP, había remitido al Parlamento una propuesta de reforma constitucional para instaurar un sistema presidencialista, ambición largamente anunciada por el presidente Erdogan.

El paquete, integrado por 21 artículos, fue presentado por el secretario general del AKP, Abdulhamit Gül, con el respaldo del opositor Partido de Acción Nacionalista (MHP), y un total de 316 votos, para ser debatido en los próximos días. Aunque alcanzar un consenso amplio en el hemiciclo resulta muy poco probable, se prevé que la propuesta pueda conseguir los 330 votos necesarios para convocar un referéndum constitucional, que, según estimaciones del Gobierno de Erdogan, podría tener lugar en primavera.

El sistema presidencialista ambicionado por Erdogan entrega todo el poder ejecutivo al presidente, en contraste con el modelo parlamentario actual, en el que el jefe de Estado solo tiene atribuciones ceremoniales, y le permite formar parte de un partido, mientras que ahora debe permanecer neutral.