Ricardo Albacete, dueño del avión en cuyo accidente perdieron la vida 71 personas, intentó vender esta aeronave y parte de su flota aérea al empresario chino Sam Pa. La aeronave, modelo AVRO RJ 85, formaba parte de un lote que operó para la compañía venezolana Lamia, de la que Albacete era propietario. Esta sociedad, según defiende el propio Albacete, es diferente a la que tiene sede en Bolivia y que realizaba -también con el nombre comercial de Lamia- la ruta chárter que acabó en tragedia.

Albacete intentó cerrar una operación de venta con el empresario asiático, cuya intención sería la de emplear este aparato para poner en marcha una aerolínea en Sierra Leona. La aeronave, que recaló en Vigo en 2015, formaría parte de un lote de cuatro aeronaves según ha manifestado el propio Albacete, quien ejerció de intermediario de Sam Pa para el desembarco de éste en Galicia.

El empresario venezolano, en sus primeras palabras tras el accidente, ha tomado distancia de la situación actual de la compañía aérea pero dijo que la aeronave que cayó cerca de la ciudad de Medellín podría haber sufrido un desperfecto a causa de un rayo. Desde España, donde vive ahora, Albacete dijo estar "muy afectado" y sostuvo que la causa de la tragedia podría deberse a que una "tormenta eléctrica".

Asimismo, recordó la fallida operación empresarial con Sam Pa. Comenta que cuando a este último se lo llevaron "detenido", "no hubo forma" de cerrar el acuerdo de venta de los aviones. Según ese pacto el empresario chino -que en su momento adquirió parte de una empresa al grupo vigués Rodman (que éste a su vez recompró parcialmente con posterioridad)- compraría cuatro aviones de la flota de Albacete. "No sé ni dónde está", ha dicho sobre el paradero del que iba a ser el comprador.

Por otro lado, el empresario venezolano ha defendido que él únicamente es propietario del avión accidentado y que no tendría relación con la gestión de la empresa Lamia registrada en Bolivia. Sostiene que ésta le pagaba por el alquiler de la aeronave siniestrada.