El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, llamó ayer a la violencia contra su adversaria en las presidenciales de noviembre, Hillary Clinton, y pidió que se desarme a sus guardaespaldas "a ver lo que le ocurre" a la aspirante demócrata.

Trump describió a Clinton como alguien que vive "detrás de muros y consigue financiación de fondos de alto riesgo".

"Creo que sus guardaespaldas tendrían que dejar todas las armas, tendrían que desarmarse... inmediatamente. ¿Qué pensáis de esto?", preguntó el magnate a sus fieles, durante un acto electoral en Miami, en un nuevo intento de retratar a su rival como alguien distante y apartada de la realidad de los estadounidenses.

"Que les quiten las armas, a ella no le gustan las armas. Que se las quiten y veremos lo que le ocurre. Sería muy peligroso", añadió, sarcástico. Su comentario motivó una crítica inmediata del campo demócrata. "Esta noche (por la del viernes, madrugada de ayer en España), Donald Trump ha vuelto a apelar a la violencia contra Hillary Clinton", denunció Elizabeth Shappell, portavoz de un grupo de vigilancia de medios que defiende la candidatura de la exsecretaria de Estado.

"Es realmente un comentario deplorable, que traiciona los valores democráticos más fundamentales de nuestro país", insistió Shappell en un comunicado.

Y la propia Clinton acusó a su oponente de incurrir en "un patrón para incitar a la violencia".

Trump ya fue criticado el mes pasado, cuando sugirió que activistas defensores del derecho a portar armas podrían actuar para evitar que Clinton nominara a jueces del Tribunal Supremo, un comentario que fue interpretado como una invitación a la violencia contra la demócrata.

"Si vuelve a elegir a sus jueces, no hay nada que podamos hacer", afirmó entonces el magnate en un mitin en Carolina del Norte. "A menos que la gente de la Segunda Enmienda... A lo mejor así... No sé", dejó caer Trump, en una sugerencia que levantó una tremenda polémica en el país.

En el mismo mitin en Miami, la capital del exilio cubano, Trump prometió que si resulta elegido dará marcha atrás en el proceso de normalización de relaciones entre su país y la dictadura caribeña, a menos que la situación de las "libertades religiosas y políticas" en la isla mejore.

El magnate avanzó que se alinearía "con la gente cubana en su pelea contra la opresión comunista". "Todas esas concesiones que Barack Obama ha dado al régimen de (Raúl) Castro fueron hechas a través de órdenes ejecutivas, lo que significa que el siguiente presidente puede revertirlas, y eso es lo que voy a hacer a menos que el régimen de los Castro escuche nuestras demandas", afirmó Trump.

Las palabras del republicano representan un giro al apoyo que ha dado a lo largo de la campaña al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, uno de los hitos de la era Obama.