El primer ministro francés, Manuel Valls, reconoció ayer que la decisión judicial de liberar a Adel Kermiche, uno de los dos autores del asesinato del sacerdote Jacques Hamel el pasado martes en Normandía y someterle a vigilancia electrónica fue un error. Sin embargo, rechazó que en la lucha contra el terrorismo se llegue a crear un Guantánamo "a la francesa".

"Fue un fallo, hay que reconocerlo. Pero no voy a ser yo quien, despreciando todo equilibrio de poderes, caiga en la vía fácil de culpar a los jueces de ese acto terrorista. Cada decisión es de una gran complejidad", señaló Valls.

El primer ministro dijo estar abierto a toda propuesta de mejora en materia antiterrorista, siempre y cuando no se socaven libertades y el Estado de derecho: "Encerrar a individuos en centros con la sospecha como única base es moral y jurídicamente inaceptable. Por otra parte, no sería eficaz. Mi Gobierno no va a ser el que cree un Guantánamo a la francesa".

Las palabras de Valls llegaron un día después de conocer que el otro terrorista autor del asesinato del sacerdote, Abdel Malik Petitjean, había grabado un vídeo en el que animaba a "destruir Francia" y a golpear a los países que combaten contra el Estado Islámico.

"Tenemos todo lo que hace falta. Salid con un cuchillo, atacadlos, matadlos en masa", agregaba Petitjean en el vídeo. También trascendió que el yihadista estaba fichado desde junio por la policía por haber intentado viajar a practicar la guerra santa, pero no se había dado la orden de comenzar algún proceso judicial en su contra.

Por otro lado, las autoridades de Austria extraditaron ayer a Francia a dos hombres presuntamente vinculados a los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París. La medida afecta a un argelino de 29 años y a un paquistaní de 35, detenidos en diciembre en un centro de refugiados. El periódico galo "Le Monde" informó que los dos hombres viajaron desde Siria junto a los dos hermanos iraquíes que se inmolaron cerca del Stade de France.