La nueva primera ministra del Reino Unido, Theresa May, pidió ayer a los líderes europeos tiempo para preparar las negociaciones de divorcio con la UE antes de activar el proceso. Y como viene siendo habitual desde el referéndum del 23 de junio, el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, y el francés, François Hollande, reclamaron celeridad a Londres, mientras que Angela Merkel, más conciliadora, no ocultó su deseo de mantener una "amistosa relación" con el Reino Unido.

Alemania rechazó incluso valorar la designación como ministro de Exteriores de Boris Johnson, cuyos exabruptos en defensa de la ruptura con Bruselas le acarrean ahora los lógicos recelos de las principales cancillerías. Así, el ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, negó estar "inquieto" por el nombramiento del exalcalde de Londres, pero no dudó en acusarle de "mentir" durante la campaña del referéndum.

"Ahora es él quien está contra la pared", advirtió Ayrault, en alusión a las negociaciones para consumar la separación.

Menos agresivo, pero muy irónico, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, recordó que los germanos tienen muy desarrollada "la costumbre de archivar lo que se dice durante una campaña electoral al día siguiente del resultado".

En cambio, a su compañero de Exteriones, Frank Walter Steinmeier, aún le dolía la frase que el martes le dedicó a Johnson, cuando aún no sabía que iba a ser su homólogo: "Me parece sinceramente abominable que políticos irresponsables hayan atraído al país al 'Brexit' y que, una vez adoptada la decisión, no asuman la responsabilidad y se dediquen en su lugar a jugar al cricket".

Por toda respuesta, Johnson dijo que la salida del Reino Unido de la UE no implica romper las "relaciones" con el bloque comunitario. Y en respuesta a los recelos y críticas que su nombramiento ha despertado, consideró que "es inevitable que caiga algo de escayola del techo" en Bruselas.

Entre tanto, May siguió ayer con los nombramientos del nuevo gabinete. Andrea Leadsom, que fue su rival en la carrera por la sucesión, será la nueva ministra de Medio Ambiente; la extitular de este departamento, Liz Truss, se encargará de Justicia, y Justine Greening pasa de Cooperación Internacional a Educación, mientras que Jeremy Hunt seguirá en Sanidad.

Fuera del Ejecutivo quedan hombres clave de la órbita de Cameron, como George Osborne (Economía), partidario de la permanencia, y Michael Gove (Justicia), del "Brexit".

El área de Osborne la asume el hasta ahora ministro de Exteriores, Philip Hammond, que, para empezar, descartó por completo la previsión de su predecesor de aprobar un presupuesto de emergencia en caso de que las consecuencias del "Brexit" así lo aconsejaran. Hammond también descartó que Escocia pueda tener una relación distinta con la UE que el resto del Reino Unido. Sin embargo, May viaja hoy a Edimburgo para tratar el asunto con la Nicola Sturgeon, quien poco después de que May fuera investida señaló que espera "establecer una relación de trabajo constructiva" con ella, a pesar de sus "diferencias" políticas.

"El Gobierno escocés está recorriendo todos los caminos posibles para proteger nuestro lugar en Europa, lo que significa, por supuesto, proteger la libertad de intercambios comerciales para nuestras empresas, el derecho a los trabajadores de ser protegidos y la influencia en las decisiones de la UE", dijo Sturgeon a la BBC.