Una explosión en un autobús vacío que circulaba por Jerusalén con rumbo a la cisjordana Hebrón se saldó ayer con al menos 21 heridos, dos de ellos graves. La explosión se debió a la detonación de un artefacto en la parte posterior del vehículo, que quedó completamente calcinado. El atentado afectó a un segundo autobús, que sí llevaba pasajeros, y a algunos viandantes.

Las autoridades policiales israelíes, que en un principio mencionaron la palabra "atentado" en sus mensajes a los periodistas, se retractaron posteriormente para esperar resultados de la investigación preliminar, que horas después confirmó que la causa de la explosión había sido una bomba.

En el plano estrictamente político, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, levantó una fuerte polvareda al anunciar que su país no tiene intención alguna de devolver a Siria los altos del Golán, ocupados desde 1967. "Ha llegado el momento de que la comunidad internacional reconozca la realidad", dijo Netanyahu tras una insólita reunión de su Gobierno en uno de los lugares más emblemáticos de la meseta del Golán: la planicie de Gamla. Se trata de la primera vez que un primer ministro reivindica abiertamente la soberanía sobre ese territorio de forma tan enérgica y que asegura que el Golán no será devuelto.