Las Fuerzas Armadas de Irak anunciaron ayer la "liberación total" de la ciudad de Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, de mayoría suní, que estaba en manos del Estado Islámico (EI) desde mayo. "Sí, Ramadi ha sido liberada", proclamó el portavoz de las operaciones conjuntas, Yahya Rasool. "Las fuerzas antiterroristas han izado la bandera iraquí en el complejo gubernamental de Al Anbar", añadió.

El asalto final a Ramadi, que comenzó el domingo, culmina la operación para arrebatar a los yihadistas el control de la ciudad. La capital de Al Anbar llevaba semanas rodeada por las fuerzas gubernamentales y bajo el intenso bombardeo de los aviones de la coalición internacional liderada por EE UU. El Ejército inició el pasado día 22 la ofensiva.

Ramadi se encuentra a solo dos horas en coche de Bagdad y su reconquista se había convertido en la máxima prioridad a corto plazo del Gobierno iraquí tras su exitoso contraataque en la ciudad de Tikrit, de la que expulsaron en abril al EI.

Esta es la primera gran victoria del Ejército iraquí, ya que anteriores avances, como el que permitió recuperar la ciudad de Tikrit, se debían a las milicias paramilitares chiíes apoyadas por Irán. Sin embargo, Ramadi ha sido tomada por tropas del Ejército sin ninguna ayuda de las milicias chiíes, apartadas de la batalla para evitar tensiones con la población suní.

Mosul, siguiente objetivo

Ahora el siguiente objetivo militar es la toma de la ciudad de Mosul, la más poblada del norte de Irak y en manos de los yihadistas desde junio de 2014, pocos días antes de que su líder, Abu Bakr al Bagdadi, proclamara un califato en vastos territorios a caballo entre Irak y Siria.

Por otra parte, al menos 32 personas murieron y otras 90 resultaron heridas en un doble atentado en un barrio de mayoría alauí, secta a la que pertenece el presidente sirio, Bachar al Asad, en la ciudad siria de Homs (centro), según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Y, mientras tanto, más de 400 personas, entre heridos, rebeldes y civiles, fueron evacuadas de las ciudades asediadas sirias de Al Zabadani, Fua y Kefraya en aplicación de un acuerdo entre el régimen y la oposición para acabar con la violencia en esas zonas.

Al Zabadani era escenario desde julio de una ofensiva conjunta de Damasco y su aliado libanés, el grupo chií Hezbolá. Por su parte, los pueblos de mayoría chií de Fua y Kefraya, en la provincia de Idleb, estaban rodeados desde hace meses por el Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda.