Un fragmentado resultado en los comicios de este domingo puede llevar al presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, a encargar gobierno a una formación sin mayoría absoluta en el Parlamento, lo que podría acarrear inestabilidad en el futuro.

"Es muy deseable que el próximo gobierno disponga de apoyo mayoritario y consistente en la Asamblea de la República", manifestó Cavaco Silva cuando, en julio pasado, convocó los comicios legislativos de este domingo.

"Después de los sacrificios que hicieron, los portugueses tienen el derecho y también el deber de escoger un gobierno estable y duradero", ahondó en su discurso de julio Cavaco Silva, en alusión al plan de draconianos recortes sociales que acompañó el rescate financiero en Portugal, aplicado por el actual Ejecutivo.

No salió nada bien el último precedente de un gobierno en minoría.

En octubre de 2009, Cavaco Silva llamó al líder socialista José Sócrates para formar un Ejecutivo en minoría resultante de un apoyo del 36,5 %, que le había dado en la Asamblea 97 de los 230 asientos.

Ese segundo mandato de Sócrates, hoy en prisión domiciliaria por sospechas de corrupción, duró apenas un año y medio.

Bastó el voto negativo del entonces opositor PSD en los Presupuestos de 2011 para hacer caer al PS de Sócrates y convocar elecciones anticipadas en junio de ese año, las mismas que le dieron el poder al actual primer ministro, Pedro Passos Coelho.