El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, espera que el giro de la política del país hacia La Habana sea una oportunidad de influir para que se produzcan cambios en la isla. "Cuba nos ofrece un ejemplo de una oportunidad de intentar algo nuevo", señaló en una entrevista concedida a una cadena de televisión. Obama defendió su postura al subrayar que durante más de 50 años EE UU ha intentado derrocar el régimen castrista a través del aislamiento y "no ha funcionado". "Si nos involucramos, tenemos la oportunidad de influir en los acontecimientos en un momento en el que va a haber algún cambio generacional", dijo.

Ambos países anunciaron la pasada semana la reanudación de sus relaciones diplomáticas, rotas desde 1961, y una serie de medidas de acercamiento a la isla que incluyen, entre otras cosas, la flexibilización de las restricciones a los viajes y el comercio, así como a las remesas que reciben los cubanos desde Estados Unidos.

Esa histórica decisión ha suscitado reacciones de esperanza en Cuba, castigada por un embargo de más de cincuenta años, y una fuerte división en el exilio de Miami, donde las nuevas generaciones reciben con optimismo el giro dado por Barack Obama.

Esperanza

En la isla, la nueva etapa se ha acogido con tranquilidad y alegría, pero sobre todo con la esperanza de que sea un primer paso para el levantamiento del embargo. En la calle, los cubanos tienen la expectativa de que queden atrás problemas cotidianos como la escasez de productos básicos, la comunicación telefónica o la conexión a internet, además de facilitar la reunificación de familias separadas por el exilio.

Según varios expertos, este giro diplomático presenta para Cuba posibilidades económicas infinitas, ya que puede acelerar las reformas para "actualizar" el modelo socialista de la isla y dar un impulso al incipiente sector privado.

La disidencia interna ha reaccionado con disparidad, entre el optimismo y la decepción, aunque se coincide en la desconfianza de que haya voluntad en el régimen cubano para aprovechar esta nueva etapa y mejorar la situación de los derechos humanos y las libertades.

El opositor José Daniel Ferrer valoró como "muy positivo" todo acuerdo que "genere y facilite los necesarios cambios políticos y sociales que urgen en la isla". Guillermo Fariñas fue más rotundo al considerar "un error" del Gobierno de EE UU "plantear el cambio de esta manera" porque "le está dando oxígeno a la dictadura cubana, que está tratando de establecer una supuesta transición a la democracia para que continúe en el poder la familia Castro".

También en Miami el anuncio de Obama ha provocado división de opiniones, aunque la parte más activa del exilio dejó ver el sábado su indignación en una protesta que contó con el apoyo de la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler.

Pero las encuestas evidencian que los cubanos en Estados Unidos están divididos, casi en empate técnico. El primer sondeo refleja que el 48 por ciento rechaza establecer relaciones diplomáticas con la isla, frente al 44% que apoya la iniciativa. Los líderes del exilio no estarán solos, pues los legisladores republicanos de Florida como Marco Rubio -con aspiraciones a la Casa Blanca- avanzan ya que harán todo lo posible para bloquear las medidas de Obama en el Congreso a partir de enero, cuando las cámaras legislativas tengan ya mayoría republicana.