Las tropas del Ejército irrumpieron en el complejo de la mezquita en el verano del año pasado después de días de asedio para expulsar a los milicianos que habían tomado el edificio y mantenían secuestradas a cientos de personas, muchas de ellas adolescentes y jóvenes. El Gobierno paquistaní afirma que los líderes de la toma de la mezquita, Abdul Aziz y su hermano Abdul Rashid, tenían vínculos con los talibán y Al Qaeda.

Más de 100 personas murieron durante el asedio y el asalto, tras lo cual las tropas recuperaron armas en el edificio, incluidas ametralladoras, granadas de propulsión, fusiles AK-47, minas y granadas de mano, todo ello mostrado días después ante los medios de comunicación como símbolo de la victoria sobre los insurgentes.

Las armas fueron almacenadas en una comisaría de Policía cercana a los restos de la Mezquita Roja, pero han desaparecido, explicó hoy el portavoz del Ministerio del Interior, Shahidulá Baig. "Con el paso del tiempo, las armas han sido robadas. No ha ocurrido en un solo día", añadió.

Diez policías, incluido el jefe de la comisaría donde estaba almacenado el alijo, han sido detenidos y ya se ha puesto en marcha una investigación, pero Baig no mencionó qué armas han sido robadas.