Los parlamentarios franceses, reunidos en Congreso en el Palacio de Versalles, aprobaron ayer, por un margen de un sólo voto, la revisión de la Constitución impulsada por el jefe de Estado, Nicolas Sarkozy, y su Gobierno conservador.

El texto, que amplia los poderes del Parlamento, delimita los del presidente y da nuevos derechos a los ciudadanos, fue ratificado por 539 votos a favor (la mayoría requerida era de 538 votos, el 60%) y 357 en contra.

El primer ministro, François Fillon, había recalcado que "cada voto contará", al pedir a los legisladores que apoyaran esta "renovación" de las instituciones, pero, aún así, los analistas pensaban que el margen sería mayor.

Sarkozy, que había multiplicado las llamadas a los legisladores recalcitrantes del partido conservador gobernante, la UMP, y otros para pedirles su voto, se ha salvado de lo que habría sido el primer gran fracaso de su mandato. El resultado para Sarkozy es "patético", afirmó el jefe del opositor Partido Socialista (PS), Jean-Marc Ayrault, en la Cámara de los diputados.

El único legislador socialista que votó a favor de la reforma fue el ex ministro Jack Lang, quien había formado parte de la comisión que elaboró las propuestas de revisión constitucional. Lang es "el único" socialista que no jugó "el juego de la solidaridad colectiva", deploró Ayrault. El presidente de la Cámara, Bernard Accoyer, quien participó en la votación, reconoció que el resultado fue "extraordinariamente ajustado".