La portavoz de la asociación feminista Alecrín, Ana Míguez, puso en duda ayer las razones de conciencia esgrimidas por muchos médicos para no practicar abortos: "En la mayoría de los casos, es un cuento chino; no hay una cuestión de conciencia, sino de evitar trabajo", afirmó.

Para Míguez, la falta de centros públicos en Galicia donde realizar la interrupción del embarazo "responde más a razones de comodidad, de no querer trabajar" y apunta que, en el pasado, han tenido noticia "de médicos que no practicaban abortos por la pública, por razones de conciencia, y luego los hacían en clínicas privadas".

En el centro de atención sexual de Alecrín se reciben cada mes una media de siete embarazos mensuales, en su mayoría de chicas jóvenes. Ana Míguez asegura que, en caso de aborto, nunca recurren al Hospital Xeral, "porque las marean de tal forma que es imposible, y terminamos acudiendo a clínicas privadas; la idea de que en Vigo y Ourense se puede interrumpir el embarazo en hospitales públicos no es exacta, porque sólo es en casos puntuales y, en la mayoría, hay que recurrir al sector privado".

La presidenta de Alecrín felicitó a la conselleira de Sanidade por su decisión de exigir que se preste el servicio de interrupción del embarazo en centros públicos. "Confiamos en que pueda llevarlo a efecto, que se publique un listado de los médicos objetores, que los no objetores cumplan con su función y que, en caso necesario, se contrate a más ginecólogos".

Como último recurso, Míguez afirma que, de no garantizarse el servicio público, "se puede recurrir a conciertos con clínicas privadas, lo que no sería nada raro, teniendo en cuenta que la mitad de la Sanidad gallega está ya en manos del sector privado, a través de convenios", dijo.

Ana Míguez está convencida de que María José Rubio "lo va a tener difícil", pero la anima a seguir esta política, "porque es un derecho".