El considerado mundialmente como el cocinero más vanguardista, el jefe de cocina de "El Bulli" en Roses (Gerona), Ferran Adrià, retó ayer a los representantes de la nueva cocina mundial a crear un nuevo movimiento culinario abanderado por él.

Para ello dedicó su espacio de exhibición en la cuarta edición de Madrid Fusión que comenzó ayer a dar una conferencia magistral en la que detalló los 23 puntos de este nuevo movimiento, en contraposición al decálogo realizado en la década de los 70 por los cocineros de la "Nouvelle cuisine" liderado por Paul Bocouse.

Adriá rechazó que se denomine a su cocina como "molecular" y recordó que, al final, lo que vale es la satisfacción del comensal y criticó el concepto "tradicional", ya que la tortilla de patatas no existiría sin la innovación llegada de América.

Propuso como primer punto una definición de cocina: "lenguaje mediante el que se puede expresar armonía, creatividad, felicidad, belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación".

Entre los puntos de este nueva declaración programática se encuentran, la eliminación de las cartas por los menús degustación, ofrecer la misma consideración gastronómica a cualquier producto independientemente de su precio y una apuesta por pureza de los sabores.

Abogó porque los cocineros sigan las enseñanzas del mundo del arte, cuyos movimientos pictóricos están designados y agrupados, al tiempo que consideró que la cocina está cada vez más cerca de ser un arte.

Por ello, para Adrià comer debe ser también un placer intelectual y abogó porque en un futuro existan otros tipos de restaurantes en los que no se dé de comer, sino que inciten los sentidos. Además, propugnó salir fuera de la estacionalidad del producto, algo innecesario con la globalización de los mercados.

El primer adepto a este nueva propuesta ha sido el cocinero holandés Sergio Herman, quien reconoció que las técnicas de Ferrán Adrià le han sido de gran inspiración y apostó por la unidad mundial de los nuevos cocineros. Entre sus maestros, Herman detalló que también se encuentran Gagniere y Blumenthal, dos primeras espadas de la cocina mundial junto con Adrià.