La implantación en Pontevedra de un plan coordinado de transporte público urbano va camino de convertirse en una misión imposible, pese a que cada año el gobierno local maneja proyectos al respecto. El último intenso serio comenzó en julio de 2003, hace ahora justo dos años, cuando la Consellería de Política Territorial anunció un plan global para toda Galicia.

La propuesta de la Xunta, que acabó fracasando por la falta de acuerdo entre ambas partes, apostaba por crear un área metropolitana con diez municipios de la comarca. En esta área, se aplicaría un billete único para desplazarse de un lugar a otro, dentro de dos "cinturones" o "coronas" de recorrido.

La corona más próxima a Pontevedra incluye a la propia capital, más Marín, Poio y Vilaboa, el cinturón exterior abarca a Barro, Bueu, Campo Lameiro, Cotobade, Ponte Caldelas y Sanxenxo. Esta área metropolitana suma unos 165.000 habitantes.

Contactos con empresas

Paralelamente, el concello emprendió conversaciones con las empresas de transporte de mayor actividad en el ciudad para sacar adelante un modelo similar al de la Xunta, aunque a escala más reducida. En ambos casos, la idea básica era aprovechar las concesiones actuales de transporte interurbano, para reestructurar el mapa de lineas y aprovechar sus pasos por la ciudad para crear una malla estrictamente urbana. Sin embargo, el acuerdo del concello con las empresas nunca llegó a cerrarse, porque obligaba a modificar las concesiones actuales, y la propuesta de la Xunta chocaba con notables inconvenientes técnicos, como la creación de carriles-bus en la estrecha red viaria urbana, la concentración de la mayor parte de las líneas en la plaza de Galicia (posibilidad que el concello no aceptaba al proponer como intercambiador básico la Estación de Autobuses) y, sobre todo, porque los recorridos planteados en 2003 por Política Territorial no coincidían con el sistema de tráfico de la ciudad. Estas diferencias frenan desde hace meses un sistema del que Pontevedra siempre ha carecido pese a las constantes demandas vecinales.

El concejal de Transportes, José Antonio García Lores, asume que tras las elecciones autonómicas y el cambio de gobierno en la Xunta habrá que partir de cero en la implantación del autobús urbano. Todos coinciden en la necesidad de aplicarlo, pero no se define el modo de hacerlo.

García Lores se impone un "compás de espera" hasta la constitución del nuevo gobierno gallego, con el fin de reactivar, a partir de septiembre, los contactos con la Xunta. Cabe la posibilidad de que se aprovechen los estudios iniciales ya disponibles, pero el sistema general de coordinación de lineas, itinerarios y ubicación de paradas sería totalmente nuevo.