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La Comisión rechaza modificar este sistema, de 1986

La flota gallega reduce un 35% su beneficio por el sistema de cuotas que defiende la UE

Es, tras la irlandesa, la que más sufre el retroceso en un año -Francia, receptora de once pesqueros de Vigo en la última década, duplica su resultado pese a faenar la mitad de días

La flota pesquera española es, con diferencia, la de mayor capacidad de la Unión Europea. Representa en torno a una cuarta parte del total, frente al 0,9% de la belga, por ejemplo. Pero el beneficio neto de la primera, fundamentalmente gallega, cayó en el último año un 35%; el de la segunda se disparó casi un 200%. Son los últimos datos oficiales de la Comisión Europea que, a través de la Scientific, Technical and Economic Committe for Fisheries (Stefc), evalúa el rendimiento de los barcos comunitarios según su bandera. La escasez de cuotas, la imposibilidad del intercambio de excedentes y el exilio de buques han reducido las ganancias del sector. Solo Irlanda, donde el beneficio ha caído en un 130% en el mismo periodo (2015 frente a 2014), cosecha peores datos que Galicia, donde se alcanzaron los 350,8 millones de euros.

La previsión de Bruselas es que la rentabilidad continúe a la baja. De hecho, frente a los 37.000 euros de valor añadido bruto que generaba cada empleado en 2014, el año siguiente cerró con 32.300 euros, un descenso de casi trece puntos porcentuales. Sí estima una ligera recuperación para el ejercicio en curso, hasta los 36.600 euros por tripulante. Teniendo en cuenta la pérdida de capacidad (por desguaces, exportaciones o abanderamientos en otros países), que no ha habido una renovación a fondo de la flota y que las posibilidades de pesca no han crecido de forma significativa, esta mejora se deberá únicamente a una reducción de los buques operativos y la subida de los precios del pescado (a menos barcos e iguales capturas, más genera cada tripulante).

La foto que arroja el informe del Stefc destaca un crecimiento exponencial en países con escasa relevancia pesquera pero con cuotas de especies de alto valor (como la mencionada Bélgica) o de otros que históricamente han gozado de muchos derechos de pesca, gracias a lo que ha acogido a once barcos de Vigo en la última década. En su caso el beneficio de sus armadoras se triplicó en los últimos tres años, al pasar de los 50,1 a los 97,1 millones de euros. De hecho la francesa ha sido una de las pocas flotas que aumentó su capacidad (en toneladas GT) en los últimos años. Solo la capacidad de sus barcos de altura y gran altura pasó de 30.600 GT a cerca de 43.000 en el último lustro: representa un incremento del 40,5%. La española, en el mismo periodo, se redujo un 10%. Y, además, el alza de los beneficios experimentada por los pesqueros franceses contrasta con sus días de actividad: faenan la mitad de jornadas que los españoles, pero la elevada disposición de cuotas les compensa.

Solo Francia dejó sin pescar el año pasado 3.179 toneladas de rape, que habrían alcanzado un valor en las lonjas gallegas de casi 17 millones de euros. El problema para la flota es doble: el propio sistema de reparto, de 1986, que Bruselas se niega a modificar; y la imposibilidad para las armadoras de alquilar las cuotas sobrantes porque la legislación española no lo permite todavía (la Secretaría General de Pesca se comprometió, durante una entrevista con FARO, a modificarla) y porque la UE no lo facilita. Y el sector teme en tercer lugar el año 2019, cuando entrará en vigor la norma que prohibirá los descartes. Dado que Gran Sol es una pesquería mixta (en el mismo lance se capturan varias especies), los armadores de Vigo calculan que solo podrán faenar tres o cuatro meses al año).

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