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La flota gallega en Argentina se despide del trabajo hasta 2016

Los efectos de El Niño remiten pero no es rentable salir al mar. El parón, útil para reparar los barcos

Buques poteros en Mar del Plata. // Bahía Grande

La de 2016 permanecerá en el recuerdo de la industria como la peor campaña de la historia para los cefalópodos en todo el mundo. Desde Perú a Argentina, las Malvinas y Senegal, Vietnam o China. La ausencia de esta especie ha duplicado los precios por falta de stock y ha obligado a traders y transformadores a recurrir a mercados menos más inusuales como el holandés o el californiano. La flota gallega en Argentina, compuesta por 14 buques -es el segundo caladero, tras el de Malvinas, más importante para la especie- ha dado ya por perdido el 2016 y ha decidido aprovechar el parón para la puesta a punto y reparación de sus poteros. No volverán a faenar hasta enero.

Pesquera Cruz del Sur, participada por Fandicosta, se había quedado en el caladero a la espera de que el stock desovante de primavera apareciese en julio. Pero no fue así. Sus cuatro poteros (Angelus, Millenium, Orion 1 y Patagonia Blues) pasarán por el taller y están a día de hoy en Mar del Plata. Los cefalópodos son una de las principales especies para la compañía de Moaña, una de las gigantes de España con más de 100 millones en volumen de negocio. En el mismo puerto se resguardan el Hoyo Maru y Soho Maru (de Pesquera Arnippo, propiedad de Pescanova), y el Latina 8, también del grupo de Chapela, espera tiempos mejores en Punta Alta, provincia de Buenos Aires.

Shanghai Kaichuang, el grupo asiático dueño de la conservera viguesa Albo, es propietario asimismo de la pesquera argentina Altamare (ex de Pereira). Su único potero, el Puente Valdés, permanece amarrado en su base, Puerto Madryn. Los dos poteros de Iberconsa, Ceibe Dous y San Mateo, están en Bahía Blanca (Buenos Aires), y los de la filial de Profand (Claudina y Espadarte) en Puerto Deseado. Esta última compañía, la tercera del país por volumen de toneladas comercializadas, ni siquiera aprovechó los permisos de gracia del Gobierno argentino con una campaña extraordinaria a partir del 25 de julio, y que acabaría siendo un fracaso.

Según los últimos datos de la industria, en agosto solo permanecían en zona de pesca "cuatro o cinco" poteros, aunque con rendimientos muy escasos o nulos. El último informe emitido por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero del país (Inidep), y recogido por Revista Puerto, los 62 barcos que completaron las 184 mareas faenaron 53.511 toneladas, apenas nueve toneladas por barco y día de pesca. Las capturas habituales oscilan entre las veinte y treinta toneladas por día. El año pasado, de acuerdo a los datos de la Subsecretaría de Pesca de la Nación, la flota potera culminó la campaña con 124.603 toneladas. El promedio empeoró avanzado el verano en nuestro hemisferio, con cinco toneladas de media en junio y apenas cuatro en julio, cuando se activó la campaña de gracia. En total, el recorte de capturas respecto a 2015 asciende al 60%.

Esta situación se produce pese a que para los climatólogos ya han remitido los efectos de El Niño, al menos en el Pacífico (frente a Perú). En estas costas filiales de las viguesas Profand o Interatlantic faenan potón (dosidicus gigas), una especie que se utiliza muchas veces como sustitutivo del calamar, la pota e incluso el pulpo.

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