Los bateeiros y la Consellería do Medio Rural e do Mar exigen que Francia pruebe sus acusaciones sobre la intoxicación de 73 personas a causa de la ingesta de mejillón presuntamente gallego y afectado por las biotoxinas. Tanto el sector como la Administración defienden los métodos analíticos y de control "ejemplares" existentes en Galicia, dudan de la rigurosidad de los laboratorios franceses y, en el caso de los mejilloneros, incluso dicen temer que todo este "montaje" obedezca a una estrategia comercial.

A este respecto, FARO DE VIGO no solo daba cuenta ayer de que Francia había lanzado una alerta sanitaria que vinculaba al mejillón gallego, sino que se explicaba que en zonas productoras de Francia como Normandía han registrado mortandades de molusco de entorno al 90%.

Ante esto, los bateeiros gallegos tienen muchas posibilidades de exportar su producto al país vecino en cuanto remita el episodio tóxico actual -en cuestión de semanas-, por eso sospechan que "los franceses -quizás hipotecados sin producción propia durante más de un año- quieran desprestigiar a nuestro producto diciendo que tiene toxina para que no les restemos cuota de mercado".

Se trata, en definitiva, de "una artimaña más de los franceses para frenar nuestras exportaciones y que no entremos en sus mercados, pero ya estamos cansados de que recurran a estas prácticas y de que, sin ningún tipo de prueba ni fundamento, acusen siempre a Galicia de cualquier diarrea que se produzca en su país", explica Javier Blanco, presidente de la asociación de mejilloneros Virxe do Rosario, en Vilaxoán (Vilagarcía).

Tanto él como los demás dirigentes mejilloneros consultados y la propia Xunta están visiblemente molestos. En el caso de los productores el enfado va a más cada día, sobre todo tras percatarse de que quizás los responsables de la situación sean otros, y cuando dicen esto no solo piensan en las depuradoras francesas que deben tratar el producto, sino también en los productores de mejillón holandeses. A este respecto, hay que explicar que Francia emitió la alerta alimentaria por consumo de mejillón tóxico el día 19, mientras que el 21 Holanda lanzó otra, en este caso para retirar su propio mejillón del mercado holandés, del francés y del belga.

Los holandeses se dieron cuenta de que habían comercializado mejillón con toxina y procedieron a autocensurarse. Pero también significa que quizás las 73 intoxicaciones detectadas por Francia se debieron a ese mejillón y no al procedente de Galicia a pesar de que se llevó la culpa inicial, como casi siempre. En relación con esto, Javier Blanco confirma esa alerta sanitaria en Francia y se pregunta "por qué Francia dice las barbaridades que dice, siempre con Galicia en el punto de mira, cuando lo más probable es que los responsables de las intoxicaciones ahora denunciadas sean otros".

Este bateeiro vilaxoanés considera "muy sospechoso" todo lo que sucede en relación con este asunto, por eso cree que "es hora de que el sector y la Administración nos unamos para hacer fuerza y plantar cara a Francia".

Blanco termina diciendo que "cada día está más claro que todo esto no tiene nada que ver con cuestiones sanitarias, sino que obedece a una estrategia meramente comercial; el problema es que los franceses se han quedado sin mejillón y temen que se disparen las importaciones del nuestro, por eso quieren desprestigiarnos, para evitarlo".

Del mismo modo, tanto este bateeiro como otros dirigentes consultados ayer y la Administración autonómica ponen en duda los análisis realizados en el país vecino. Desde la Consellería do Medio Rural e do Mar recuerdan que "ninguno de los países que decretaron alertas sanitarias estuvo en condiciones de vincular los episodios de toxicidad con mejillones de procedencia gallega".

La conselleira, Rosa Quintana, incide igualmente, respecto a la alerta sanitaria emitida el martes por los franceses, en que "no está confirmado que se tratara de mejillón gallego porque Francia aún no había realizado los pertinentes análisis de comprobación, y estamos esperando esos resultados".

Esto supone que Francia volvió a apuntar con el dedo acusador a España y a Galicia sin pruebas para ello, lo cual lleva a Quintana a insistir en que el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino y la Consellería de Sanidade avalan la calidad del molusco gallego comercializado por los cauces reglamentarios, pero hay que tener muy presente que al mismo tiempo el país receptor, en este caso Francia, está obligado a realizar sus propios controles y avalar la salubridad del producto antes de distribuirlo, y parece que esta vez no lo ha hecho así.