El presidente de Mauritania, Mohamed Uld Abdelaziz, mostró ayer su disposición a estudiar los problemas que rodean al acuerdo pesquero con la Unión Europea (UE) y señaló que facilitaría el consenso para que las empresas pesqueras españolas se instalaran en su país para dar trabajo y repartir beneficios.

Así lo apuntó en rueda de prensa el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, tras reunirse con Abdelaziz en el palacio presidencial de Nouakchott. La petición de contrapartidas económicas la hace pública pese a haber recibido de Bruselas 70 millones de euros por un protocolo pesquero del que, según el sector, solo se utiliza el 15% de las cuotas y que expulsó a más de una veintena de cefalopoderos gallegos.

García-Margallo recordó que hay un protocolo aprobado por la Comisión Europea, en aplicación provisional, que estudia el Parlamento Europeo. Una comisión técnica y científica conjunta va a analizar las posibilidades del caladero en cuanto a la explotación de cefalópodos, que afecta fundamentalmente a la flota gallega, para determinar si hay excedentes y si Mauritania quiere compartirlos. En todo caso, el país magrebí pretende que sean las empresas españolas las que se instalen en sus puertos, como ya ocurrió en los ochenta con la flota china. La empresa marinense Rosa de los Vientos, por ejemplo, viaja asiduamente a Nouadibu para comprar in situ pulpo congelado para poder venderlo desde Galicia.

García-Margallo, que compareció acompañado del ministro mauritano de Asuntos Exteriores, Hamadi Uld Hamadi, explicó que los dos Gobiernos tienen "la mejor disposición" para intentar resolver los problemas. El Ejecutivo mauritano le ha trasladado que "facilitaría mucho las cosas" que las empresas españolas pesqueras se instalaran en el país africano para crear puestos de trabajo y hacer partícipes a la población de los beneficios de la explotación.