Caballero regresó ayer a uno de los barrios que mejor conoce, O Calvario, para visitar la que definió como "la mejor plaza del mundo". Baño de multitudes para el candidato del PSOE en una zona de voto mayoritariamente socialista en la que saluda a muchos vecinos por el nombre. Su principal preocupación en la tournée fue si el pescado era producto local o de importación. "¿Será de nuestra ría, verdad?", preguntó una por una a las pescaderas, a las que felicitó por el buen género que vendían a media mañana.

Algunos comerciantes le dieron las "gracias" por el cambio de la ciudad y otros aprovecharon para pedir alguna mejora en el mercado. El alcalde se llevó piropos en un barrio en el que despierta simpatías y a la única vendedora que, por timidez, le pidió que no se acercara con las cámaras, la sorprendió metiéndose hasta dentro de su puesto para darle un gran abrazo y reconciliarse con una sonrisa.