Sandra Penelas/Javier Pastoriza /VIGO

El Tribunal Supremo ha dado un tremendo mazazo a la Universidad de Vigo al anular el acuerdo de constitución de la sociedad anónima que gestiona las infraestructuras del campus, a raíz de un recurso de UGT. El rector, Alberto Gago, asegura que defenderá Ciudad Universitaria S.A. (CUSA) "a capa y espada", y afirma que "sería una locura" liquidarla, aunque admite que el anterior equipo rector, del que formaba parte, "pudo cometer errores" y entona el mea culpa. Gago repasa su primer año de mandato y reflexiona sobre el futuro de la institución y su papel: retos ante los cambios que se avecinan, calidad, descenso del alumnado, las necesidades docentes...

- ¿Qué repercusiones tendrá la sentencia del Supremo?

- Lo estamos evaluando, y de momento presentamos el 18 de abril un recurso de amparo al Tribunal Constitucional, que lo ha admitido a trámite. Si tenemos que volver al inicio y repetir el acto formal, así lo haremos. Pero yo no correría demasiado.

- El anterior equipo mantuvo Ciudad Universitaria contra un acuerdo aplastante del Claustro. ¿Ha cambiado su criterio?

- Defenderé Ciudad Universitaria a capa y espada. Se argumentaba que la sociedad privatizaba los servicios de la Universidad. No lo hizo, sino que los amplió y mejoró. Ha completado los servicios a los estudiantes, y nunca asumió doctorados, titulaciones o prácticas docentes. A nadie se le ocurriría discutir que ha sido una auténtica bendición. Lo que es, se ve en el campus. Sólo hay que recordar lo que había hace ocho años. CUSA hace realidad el estilo de mecenazgo americano y aporta dinero a la institución. Está construyendo una piscina en Ourense.

- Sin embargo, el Supremo considera que se ha vulnerado la legalidad. El expediente no llevaba parejos los informes necesarios. Podría instarle a disolverla.

- Estaríamos locos si lo hiciésemos. Me siento seguro y confiado porque es un gran proyecto. Sería una locura ponerlo en riesgo. Y me gustaría pensar qué piensa el sindicato reclamante ahora. Es cierto que no se presentaron en la junta los informes y el plan. ¡Dios me libre!, eran tan grandes como la memoria económica anual, y podían consultarse. El sindicato tenía un representante, y recuerdo que hubo un largo debate en el que hablamos de lo divino y de lo humano. Creo que ha prevalecido una exacerbación personal por un conflicto con el anterior rector, y para mí eso no da derecho a lesionar a la institución. Hay que medir los actos y un sindicato debe tener una responsabilidad con sus afiliados. Las cuestiones hay que dirimirlas al estilo universitario: con ideas.

- ¿No considera que se hicieron mal las cosas?

- Puede que hubiese errores. Parece evidente que pudo salir mejor. Lo reconozco y hay que seguir adelante porque siempre tuvimos claro que era bueno.

- La gestión de los servicios de CUSA no estuvo exenta de problemas: cierre de algunos locales de la zona comercial, protestas por las tarifas de las piscinas...

- ¿Imagina sin problemas lo que se hizo en sólo tres años? Claro que los hubo. En un proyecto tan enorme algo tendría que desajustarse, y volvería a ocurrir si lo hiciésemos de nuevo.

- ¿Ha convocado al consejo de administración de la entidad?

- No. Llamaré a los socios y el gerente decidirá. Ésta es una situación provisional.

- A poco más de un mes de cumplir su primer año de mandato como rector, ¿qué objetivos prioritarios ha cumplido?

- Una de nuestras principales aspiraciones era la conexión con la empresa y el proyecto estrella es la Ciudad de la Tecnología (Citexvi). La primera fase ya tiene un 80% de ocupación, y hablaremos pronto de la segunda. También se ha puesto en marcha el Centro de Telecomunicaciones de Galicia. Hemos impulsado el intercambio de estudiantes, para lo que triplicamos el presupuesto. En servicios a la comunidad, nos centramos en las Bibliotecas Centrales, con horarios nocturnos y el fin de semana; en la guardería del campus ourensano; y en construir viviendas para estudiantes. En el Casco Vello vigués hemos pedido al Consorcio espacio para biblioteca y viviendas ya construidas.

- La mayoría de los objetivos que cita no son visibles para la comunidad universitaria.

- Es lo que cabía esperar. En año electoral el gobierno saliente solventa los asuntos de trámite. Hay que volver a cebar la bomba y lleva su tiempo. No tardarán en verse las primeras señales.

- La matrícula ha descendido este año un 8,6%, la mayor caída de la historia de la Universidad, y se queda en algo más de 21.000 plazas, ¿cuál es el número ideal de alumnos?

- Entre 15.000 y 18.000 alumnos. Dos de las universidades españolas de mayor prestigio, la Carlos III y la Pompeu Fabra, tienen respectivamente 12.000 y 9.000 alumnos. Y bien está. No entiendo la repentina preocupación por tener rebosantes las aulas. Dijimos siempre que queríamos grupos reducidos para promover una docencia de calidad y ésta es la oportunidad. Por otra parte, los cambios que propicia nuestra incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior no pueden hacerse en clases de 150 personas. El planteamiento del reciente Atlas Digital sobre las carreras duplicadas en este sentido es profundamente erróneo. El problema no es que tengamos Económicas en dos campus, sino que las dos titulaciones sean buenas, conecten de verdad con la demanda social y den empleo a nuestros estudiantes.

- ¿Es necesario fijar un número mínimo de matriculados?

- Otro planteamiento erróneo si se enuncia en términos absolutos y sin matices. Las directrices de la Administración no pueden ser inflexibles. Es perfectamente imaginable que haya una titulación minoritaria de interés para todo el sistema universitario. Y por otra parte: ¿qué haremos si fijamos por ejemplo un límite mínimo de entrada de 20 alumnos y tenemos una titulación absolutamente asentada en la que se matriculan 19 alumnos? Hoy puede que se estén matriculando 600 personas en Comunicación Audiovisual, pero dentro de cinco años serán muchos menos. La realidad social es muy cambiante y tras ella debe variar la oferta de la universidad. El estudiante se rige por razones que yo mismo desconozco. No creo que la respuesta o la solución sea enunciar el criterio estricto de que se deben eliminar titulaciones, sin más. Debemos analizar el sistema en su conjunto, y de esta forma podremos derivar propuestas mucho más coherentes. De no hacerlo, me temo que vamos a gastar demasiadas energías en defender cada campus lo suyo, sin alcanzar un acuerdo amplio para todo el Sistema Universitario de Galicia.

- ¿Se traducirá esto en una reducción de la plantilla docente?

- No lo creo. La Universidad de Vigo necesitará en los próximos años 200 profesores más para la adaptación a Bolonia. Los alumnos deberán trabajar en grupos reducidos y habrán de tener un tutor asignado desde el principio, y para esto se precisa una amplia plantilla docente. Y si no hubiese bajado la matrícula en estos años, estaríamos hablando de unas necesidades no inferiores a 400 más.

- Las universidades gallegas deberán competir por la financiación, que desde 2008 se ligará a lograr objetivos. ¿se exigirá más esfuerzo al profesorado?

- Eso es lo que siempre defendimos. La idea es que haya una parte de financiación incondicionada, para garantizar el funcionamiento básico de los servicios, y otra en función de criterios de calidad docente, investigación y transferencia. Nuestra idea es clara: más financiación para quien mejores resultados presente.

- La ciudad vive un "boom" de presentaciones de centros de investigación. Tras el Centro de Telecomunicaciones de Galicia llega la Ciudad del Mar. ¿Mejorarán la investigación o sólo se están creando infraestructuras?

- Sin duda la mejorarán, aunque requieren un esfuerzo importante para darles contenido y valor añadido. La apuesta tiene que ser decidida: en inversiones, en fichajes de relieve científico, en la incorporación de investigadores jóvenes, en la captación internacional de los mejores alumnos. Si éste es el camino, los dos proyectos tendrán una enorme importancia para Galicia y Vigo.