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Estefanía Martínez-Brocal: "Nuestras antiguas alumnas son nuestras mejores embajadoras"

"Les metemos ese afán por seguir formándose y llegar donde quieran"

Martínez-Brocal, en un aula con alumnas. // Alba Villar

El Aloya encara la recta final de los actos con los que celebra su medio siglo y como colofón ha dejado los dos más emotivos. El viernes reunirá a antiguas alumnas en una cena en favor de un centro rural en Costa de Marfil y el 17 de junio convoca a toda la ciudadanía a participar en la carrera Aloya 5.0 para recaudar fondos para la residencia que quiere abrir Aspanaex en Coia. "Qué menos que agradecer a Vigo esa confianza que durante años han puesto en nosotros", resalta su directora.

-¿Qué respuesta están recibiendo los actos de celebración?

-Está siendo muy buena. Cuando iniciamos los 50 años de Aloya, pensamos que teníamos que celebrarlo con todas aquellas entidades y personas que nos habían hecho llegar a donde estamos. Empezamos con una misa de acción de gracias; un acto de entrega de títulos, con Anxo Pérez; el foro "Mujer, Empresa y Formación", dirigido al sector empresarial, a los tutores de las prácticas, con los que tenemos más de 500 convenios. Nos quedan dos. El 17 de junio, una carrera solidaria, Aloya 5.0, con la que queremos movilizar a todo Vigo, de niños a mayores, cada uno puede ir a su paso. Todo lo que se recaude irá a Aspanaex para el proyecto Ayúdanos a construir un sueño. Qué menos que agradecer a Vigo esa confianza que durante años han puesto en nosotros. Y el 27 de abril, la cena solidaria de antiguas alumnas y personal. Es el que me hace más ilusión, porque es el más familiar. Ya se han apuntado más de 200 de todas las promociones. Colaboramos con el centro Ilomba, de Harambee África Internacional, en Costa de Marfil. Tiene un dispensario y un centro de capacitación profesional que está muy dirigido a mujeres. La identidad de Aloya se parece a lo que están haciendo: apostar por la mujer para mejorar la sociedad y el entorno socioeconómico. En la cena también entregaremos unos reconocimientos a las promotoras para reconocerles el granito de arena que, hace 50 años, cuando las mujeres no estaban incorporadas al mundo laboral. No hay empresa que haya visitado que no tenga antiguas alumnas de Aloya. Gracias al buen hacer de las antiguas alumnas, hemos mantenido ese prestigio. Son nuestras mejores embajadoras.

- ¿Cuántas son?

-Cinco mil o más. Están en muchas partes. A la cena vienen de las primerísimas promociones.

- Son cinco mil historias. ¿Cuáles le han llamado la atención?

-Lo que más me ha llamado la atención es que muchas de ellas empezaron estudiando una cosa, en la escuela de secretarias, y han acabado siendo otra. Una alumna que empezó asistencia a la dirección y ahora es directora de recursos humanos. Otra hizo políticas y ahora está en París, en el Instituto Cervantes. También hay las que son unas buenas profesionales desempeñando lo que estudiaron aquí. Nosotros les metemos ese afán por seguir formándose y por llegar a donde quieran. Es muy característico del Aloya.

- ¿Cómo ha evolucionado el centro?

-Nos hemos sabido adaptar a los tiempos y sobre todo a lo que demanda el mercado. No sé si hemos sido inteligentes o si hemos tenido la suerte de enfocarnos bien. La esencia no ha cambiado, pero nosotros, muchísimo. Hemos evolucionado con los tiempos y las necesidades formativas. No tiene nada que ver la educación de hace 50 años con la de ahora. Hemos tenido Secundaria, Bachillerato, ciclos medios, ciclos superiores? Ahora solo hay ciclos superiores de formación profesional y nos hemos sabido posicionar en aquellos sectores donde hay bastante demanda. Hoy los tenemos todos llenos. Al final, lo que queremos es servir a Vigo y a Galicia. Tenemos esa responsabilidad de dar un servicio a la sociedad en la que nos movemos, así que si se demanda un servicio, ahí estamos nosotros.

- ¿Cómo hacen para oler lo que se demanda?

-Estando muy cerca de la gente y conociendo sus gustos e inquietudes. Luego, también es muy importante estar próximos al mundo empresarial. Siempre complementamos la formación reglada con el gabinete profesional para el empleo, que no es más que trasladarle a los alumnos lo que los empresarios nos dicen que echan de menos en cuanto a competencias transversales. Ahí sí que incidimos mucho. Intentamos darles todas las herramientas que están en nuestras manos para que se enfrenten al trabajo con éxito. Y luego tenemos una bolsa de trabajo muy activa. Ellos se van y pueden venir cuando quieran. Mucha gente nos sigue llamando cuando se va. Eso nos permite estar muy al tanto de lo que se quiere.

- Mirando al futuro, ¿qué ambición tiene Aloya?

A medio plazo, nuestros retos son la internacionalización. Tenemos a muchos alumnos haciendo las prácticas en el extranjero con la carta Erasmus. En el Curie de París, en el Biomédico de Roma, en Oporto? Les abre horizontes. Luego, la innovación. Esa introducción de las nuevas tecnologías a la educación, primero el profesorado y luego, el alumnado, que parece que las dominan mucho pero luego a la hora de buscar información saber ser critico y usarlas como medio de saber, no lo tienen tan desarrollado. Y estar muy conectado con el mundo empresarial, con las preferencias del alumnado y las nuevas profesiones que vienen, porque vendrán muchas, cada vez más rápido, y tenemos el reto de sabernos adaptar a ellas.

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