Sanidade tiene un grave problema con la atención a los niños. Se retiran más pediatras de los que se forman, por lo que no hay sustitutos para cubrir las vacaciones y tiene problemas para suplir bajas y jubilaciones. Una de las consecuencias es la sobrecarga de las consultas en centros de salud, ya que las cartillas se reparten entre un número cada vez menor de estos facultativos. Ente esta coyuntura, las enfermeras especialistas en Pediatría se reivindican. El Sergas las ha formado durante dos años en las diferentes áreas de este servicio, por lo que pueden contribuir a aliviar la saturación de estos médicos con diferentes funciones. Sin embargo, la Administración luego no les da preferencia en la contratación y, si les ofrece trabajar allí, es por azar.
La Asociación Galega de Enfermería Pediátrica reclama la creación de listas especiales de contratación y la Sociedad de Pediatría de Galicia les apoya. Estos médicos entienden que es "lógico" y "necesario" aprovechar la preparación que se les ha dado e incorporarlas a hospitales y centros de salud.
En el área sanitaria de Vigo, este año, termina su formación la tercera generación de estas especialistas -en A Coruña, la cuarta-. Es el mismo sistema que el de los Médicos Internos Residentes (MIR). Tras obtener su título en Enfermería, se presentan a un examen nacional para acceder a las plazas de especialización, que son muy pocas. También hay otras que se lo han hecho por vía extraordinaria -un examen avala los conocimientos adquiridos por experiencia-. Además de en Pediatría -con cuatro puestos por año en Vigo-, las hay en Medicina comunitaria, Geriatría, Enfermería del Trabajo, Salud mental y Obstetricia. Solo las tres últimas tienen listas especiales de contratación. Las otras, a pesar de su preparación sufragada por el sistema, compiten en igualdad de condiciones con el resto de enfermeras, en listas generales.
Por ejemplo, la presidenta de la asociación, Aránzazu Otero, está trabajando en una clínica privada y solo ha pasado por un área pediátrica del Sergas en Vigo durante un mes en verano y en una baja en febrero. El resto de veces que la llamaron fue para atender a adultos. Su tesorera, Silvia Costas, está en el paro.
A nadie se le ocurre que la enfermera que asista a un parto no sea una matrona. Del mismo modo, defienden que los conocimientos de la especialistas en Pediatría también marcan diferencias en la atención. Durante sus dos años de formación han rotado por todas sus áreas, desde las que atienden a prematuros hasta adolescentes, incluyendo pacientes agudos, crónicos y sanos. "Cuando alguien sin esta formación cae en la UCI pediátrica viene aterrada porque no se siente preparada, es una carga y la calidad de los cuidados se resiente", describen.
En los centros de salud, donde se está evidenciando más el problema, cuentan que podrían "alternarse" con los pediatras en las revisiones -como ya hacen en algunos, con enfermeras especializadas por experiencia- o en el cribado de los casos urgentes, para evitar que acaben en las urgencias del hospital cuando no lo necesitan y se sobrecargen. "Una patología la tiene que diagnosticar un médico, pero nosotras podemos ayudar a detectar si hay una anomalía o no, recoger todos los datos que sabemos que necesitará...", explican.
Cuentan con el apoyo de los pediatras en esta reivindicación. Luciano Garnelo, jefe de servicio del centro de salud de Colmeiro, señala que cuando participó en el diseño de los controles de salud para el Sergas, hace 30 años, ya definían "las funciones de Enfermería Pediátrica como parte esencial de la atención al niño". Entre otras labores, indica que es "básica" en el control de los crónicos -para la enseñanza y control de su autocuidado- o en en triaje de demanda sin cita. "Es básica ya que los niños no son adultos pequeños, como creen nuestros planificadores, tienen sus propias patologías y su desarrollo físico y emocional", resalta.
