En la misma semana en que Mariano Rajoy se ha lanzado a presumir del nivel de la ciencia española a través de Twitter, los investigadores del Oceanográfico han recibido como un jarro de agua fría la noticia de que el presupuesto destinado por el IEO al centro vigués se reducirá "alrededor de un 40%" debido a los recortes del Gobierno. Este "hachazo", denuncian los trabajadores, agrava la situación que afecta al sistema de I+D español desde 2009 y que en las instalaciones de cabo Estai se ha traducido en falta de personal científico y técnico, equipamientos averiados a la espera de reparación y trabas burocráticas que incluso frenan proyectos de colaboración con empresas.
"Somos una gota dentro del sistema nacional de investigación y todos tenemos problemas, pero es casi irresponsable no decir nada sobre esta reducción del presupuesto que impone el Ministerio de Hacienda. Llevamos años con problemas. Hemos cerrado algún ejercicio en agosto sin poder hacer más gastos, pero ahora estamos ante un tijeretazo tremendo y todavía no sabemos si también afectará a los contratos. La gente está muy enfadada. Ignoramos si la intención es cerrar el IEO, pero si seguimos así corremos riesgo de parálisis. La sensación que tenemos es que lo que hacemos no le importa a nadie", lamenta Francisco Rodríguez, uno de los investigadores que firman un escrito denunciando esta situación y que ayer publicó FARO en su sección de Cartas al Director.
El centro vigués, que en 2017 celebró su centenario, es uno de los más importantes del IEO, que cuenta con nueve sedes repartidas por todo el país. Cuenta con 150 trabajadores y ha desarrollado estudios pioneros relacionados con el cultivo de especies como el rodaballo, la contaminación marina o las mareas rojas. Además, sus estudios sobre pesquerías constituyen las referencias utilizadas por el Gobierno para desarrollar sus políticas en esta materia.
"En un laboratorio puedes intentar aprovechar el material que tienes pero en una campaña oceanográfica no puedes reducir el presupuesto al 40%, resultaría inviable. Y en la planta de cultivo se trabaja con animales vivos y no puede haber parones", apunta Rodríguez, que también subraya cómo la falta de operatividad afecta a la imagen del IEO como socio estratégico en proyectos europeos.
A esta situación se unen la falta de personal, las jubilaciones de científicos no se cubren y tampoco salen plazas para técnicos, y los obstáculos administrativos de la propia institución: "El IEO está muy jerarquizado y centralizado y casi todo depende de Madrid. El problema es que las plazas de administrativo allí son tan poco atractivas que no se cubren. Y la consecuencia es que los expedientes no salen adelante. No se reparan equipos y llevamos meses sin un ascensor para trasladar material en un edificio de tres plantas".
Más aún, la burocracia llega al punto de frustrar proyectos como el planteado el año pasado por una empresa al departamento de Rodríguez. "Tenemos una colección de cultivos de algas y recibimos una oferta para buscar compuestos con posibles aplicaciones a terapias antitumorales. Nosotros estábamos encantados, pero resultó imposible porque no había nadie que lo gestionase. Esto va en contra de la propia institución, nos hace perder competitividad", subraya.
Los investigadores que firman el escrito aseguran también que su intención es "dar más fuerza" a la dirección del centro vigués para que pueda trasladar sus quejas a los responsables del IEO y al Gobierno: "Hemos recogido firmas y enviado escritos a Madrid que no han servido para nada. Lo hemos intentado desde dentro. No estamos en contra de la directora, sino que queremos apoyarla para que las reivindicaciones de Vigo y del resto de centros sean escuchadas. Se trata de ayudar para que el barco siga flotando".
