"Iba a 40 km/h como mucho; después supe que allí había una señal, pero ese día no la vi; cuando lo vi [al peatón] frené un poco e intenté esquivarlo, pero se movió y pegué contra él; ya lo vi encima". Es la versión que dio ayer en el juicio en el Juzgado Penal 1 de Vigo F.J.M.E., el motorista que el 4 de agosto de 2016 atropelló a un vecino de San Miguel de Oia que iba a tirar la basura al contenedor. La víctima fue Manuel Sánchez, de 67 años, policía nacional jubilado en su día condecorado por su actuación en un atraco en 1984 en el que resultó herido.

La fiscal pide 4 años de prisión y 6 de retirada del carné. Acusa al motorista de guiar su ciclomotor a velocidad excesiva -por un tramo de la avenida de Cesáreo Vázquez de Vigo con un límite de 30 km/h- y bajo los efectos de la cocaína. Con él viajaba de acompañante su pareja sentimental, que resultó herida.

Dos policías locales echaron por tierra la versión del acusado. Los agentes rechazaron la maniobra evasiva. "No había vestigios de frenado ni en la calzada ni en las ruedas", dijo uno. Sobre la velocidad, recuerdan que aquel día el motorista dijo "espontáneamente" que iba "a 60 o 65 km/h", el doble de la permitida. "Y por la violencia del impacto se calcula que la velocidad era aún más alta; si hubiese ido a la adecuada, a 30, habría evitado el atropello", concretó un agente. Al contrario, "no le dio tiempo a hacer nada".

"Su novia, que iba con él, contó que ella le tuvo que avisar para que frenara, que cruzaba un peatón", ahondó un policía. Esta mujer también refirió el día del siniestro a los agentes que justo antes del accidente había avisado varias veces a su novio de que iba muy rápido. Ayer, en el juicio, se acogió a su derecho a no declarar.

Un amigo y un hijo de la víctima declararon que el acusado, cuyos padres viven en esa zona, pasaba a menudo "a velocidades altas". Tanto que el fallecido, relatan, había comentado que "temía" que un día lo arrollara. El hijo agregó que el imputado, tras el atropello, lejos de pedir disculpas, pasó ante su casa con la moto "y me hizo gestos desafiantes".

Sobre la cocaína detectada en los análisis, el acusado relató que consumió dos veces, pero varios días antes del accidente. Los forenses no pueden demostrar que "ese día", el del siniestro, hubiese consumido, pero los policías refieren que tenía síntomas compatibles con estar bajo los efectos de esa droga, como euforia y pupilas dilatadas.