Los sedimentos extraídos del fondo del Lago dos Nenos fueron divididos en centenares de muestras, algunas de las cuales viajaron hasta laboratorios de Canadá o Londres, para ser sometidas a métodos punteros. "Hemos puesto a punto técnicas muy pioneras y con buenos resultados. Y esto también tiene un gran valor", destaca el responsable de Paleopark, Miguel Ángel Mateo.

El equipo desplazado a Cíes en junio de 2016 realizó varios sondeos hasta dar "con el archivo adecuado" y extrajeron dos testigos de unos dos metros y medio de longitud total que condensan 6.000 años de historia.

Cada sondeo se dividió en muestras de un centímetro de las que, a su vez, se obtuvieron submuestras para estudiar diferentes proxies o indicadores que permiten interpretar la información paleoecológica retenida en el sedimento: pigmentos, ADN, polen, metales pesados o isótopos estables, entre otros.

"Los carbonatos y la materia orgánica son indicadores de la productividad del ecosistema e incluso el color del sondeo revela cambios ambientales", ejemplifica Mateo.

El proyecto Paleopark analizó por primera vez los pigmentos de productores primarios para caracterizar la fisiología del ecosistema, además de aplicar también de forma pionera la fluorescencia de rayos X a los sedimentos en los laboratorios de la Facultad de Geología de Barcelona.

El estudio reunió a expertos en geología, edafología, arqueología, microbiología y ecología de varias instituciones españolas, además del CEAB, así como de grupos de Holanda, Reino Unido, Italia, Australia y Canadá.

Antes de viajar a Vigo, Mateo también presentó los resultados finales del proyecto en las Jornadas de Investigación en la Red de Parques Nacionales celebradas a finales de octubre en Lanjarón (Granada).