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Maximino Zumalave: "No puedo tocar tan fuerte que no deje oír a los demás; es una enseñanza para la vida"

Dirige hoy a la orquesta en una cita de música española

Zumalave. // J. De Arcos

La Real Filharmonía de Galicia (RFG) ofrece hoy en Vigo un programa dedicado en exclusiva a la música española, algo no demasiado frecuente. La coincidencia con la actualidad del país no está buscada. Fue casualidad. Lleva planificado desde hace meses. Pero el batuta aprovecha para destacar similitudes entre la música y el gobierno y anima a tomar nota. La cita, enmarcada en la temporada de la Sociedad Filarmónica y Afundación, es a las 20.30 horas.

-¿Qué puede contar de este concierto?

-Hay un hilo conductor claro que es la presencia de varios autores españoles. Las tres obras del programa son de compositores que vivieron entre la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX. Empieza por las "Diez melodías vascas" , de Jesús Guridi y sigue por "Granada. Un atardecer en la Alhambra", de Andrés Gaos. Es de esta música que le interesó mucho a los que tenían una visión de España desde Francia, porque Gaos se formó allí. Termina con Manuel de Falla, con "El sombrero de tres picos", que es una de esas obras referenciales en la música europea del siglo XX. Imaginemos lo que tuvo que ser su estreno con los ballets rusos y decorados de Picasso? Juntaba lo mejor del momento. Hoy es una pieza obligada para una orquesta de nuestro país.

-Resulta muy oportuno el hilo conductor de este concierto, con la actualidad del país.

-No fue pensado, es un programa cerrado hace muchísimos meses e independiente de todo lo que está pasando. De todos modos, la música nos enseña muchas cosas y no solo sensaciones estéticas. Una de las partes maravillosas de la música es la polifonía y un reto del director de orquesta y también de un gobernante es equilibrar las voces para que, cuando tocan varios instrumentos cada uno su línea, se escuchen todas con claridad y respeto. No puedo tocar tan fuerte que no deje oír la voz de los demás. Esto es una educación y un proceso que nos lleva a enriquecer mucho la calidad de las interpretaciones. Que cada cual lo interprete como quiera.

-¿Que tomen nota?

-Nunca mejor dicho, nota musical. Cuando hablamos de la importancia de que la música esté en la educación es porque, sobre todo, cuando la hacemos varias personas a la vez, nos enseña mucho más que la simple satisfacción por una belleza artística. Me enseña que, si quiero cantar con otra persona, es importante que la respete y que tengo que hacer oír mi voz, pero no tapar con mi volumen a la otra. Es una enseñanza para la vida y ojalá esta visión de polifonía, de muchas voces que suenan a la vez con un director bueno que las ordene, nos sirva para la situación actual.

-Usted fundó la RFG hace 21 años. ¿Cómo se gestó la idea y cómo ha evolucionado la formación desde entonces?

-Era una idea que no era nuestra. En torno a los años 80, cuando se empiezan a crear auditorios importantes en España, también se van creando nuevas orquestas, por una cosa tan básica como darles contenido. Además, debería ser mucho más sencillo programar de una manera equilibrada si tienes una orquesta, frente a lo que te ofrecen las agencias, que siempre repiten las mismas obras. Por no hablar de lo mucho que supone tener una orquesta en la ciudad. No es solo por los conciertos, sino porque ayuda a mejorar la enseñanza musical de todo el mundo y, especialmente, de los que se plantean ser profesionales. Una de las cosas buenas que han aportado las orquestas es que los gallegos pueden ver que la de músico es una profesión más, respetable, digna y que puede ser una salida para los niños que tienen talento.

-Entre sus diferentes responsabilidades está la de coordinar la Sección de Música y Artes Escénicas do Consello da Cultura. ¿Cómo está este?

-A título personal, creo que estamos en una época en la que en Galicia tenemos un potencial muy grande, con músicos de muy buena calidad. La enseñanza en los conservatorios se ha profesionalizado. Hay escuelas de música con profesores muy competentes, muy buenos compositores y un interés muy grande por la música popular. Lo vemos en artistas individuales, coros, bandas y también en los recursos sinfónicos que ofrecen las orquestas profesionales y otras que no viven de eso, pero tocan maravillosamente bien. Sería el momento de plantear que toda esta riqueza musical y artística circule por toda Galicia, como hicieron los romanos con las vías de comunicación, con naturalidad y con orden, complementándose unos con otros. Haciendo una programación, por lo menos, en todas las ciudades.

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