Si no aplica nuevas medidas climáticas, España no cumplirá el Acuerdo de París que le obliga, como país miembro, a reducir sus emisiones para que el cómputo global de la UE en 2030 sea un 40% más pequeño que en 1990. "Tenemos la suerte de estar dentro de una política climática de obligado cumplimento y con objetivos ambiciosos que nos impone hacer cosas. Pero a diferencia de hace unos meses, soy más optimista. Estamos en marcha hacia una política climática y el Gobierno piensa en una ley para esta legislatura", destaca Xavier Labandeira.
El catedrático vigués de Economía Aplicada es uno de los expertos invitados a las jornadas que se celebrarán este jueves y viernes en Madrid con el objetivo de elaborar el anteproyecto de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética. "Estarán divididas en varias áreas y yo participaré en la mesa de energía e industria. El objetivo es aportar información al proceso legislativo para que salga un documento ambicioso", apunta sobre un encuentro que será inaugurado por el presidente Rajoy y el comisario europeo de Clima y Energía, Miguel Arias Cañete.
Labandeira, que se reunió con la conselleira Beatriz Mato a finales de marzo, también valora de forma positiva la intención de la Xunta de diseñar una estrategia gallega de cambio climático.
Pero aunque las políticas públicas son imprescindibles, el desafío climático también requiere de las empresas privadas y los ciudadanos: "El cambio a una economía descarbonizada exige incentivos y recursos, pero también la industria debe movilizarse y liderar estos procesos. España debe verlo no solo como un problema, sino como una oportunidad para crear nuevos sectores y tecnologías que generen puestos de trabajo y para mejorar la calidad de vida".
Labandeira acaba de participar en la reunión que se celebra cada mes de mayo en Bonn, sede de la Convención Marco sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, para preparar la gran cumbre anual de finales de año. El catedrático, en su condición de director de la Unidad de Política Climática del Instituto Universitario de Florencia, y el negociador jefe de la UE, Artur Runge, organizaron uno de los actos de la agenda paralela para dar a conocer al resto de países la experiencia europea con el mercado de emisiones o la promoción de las renovables.
El experto vigués, que estuvo en las últimas cumbres de Marrakech (2016) y de la capital francesa (2015), asistía por primera vez a una de estas reuniones intermedias. La cumbre anual también se celebrará este año en Bonn y el objetivo de los negociadores de los 195 países firmantes durante el encuentro mantenido entre los días 8 y 18 de este mes fue avanzar en cómo cumplir el Acuerdo de París y que la temperatura global no aumente más de 2 ºC en 2100. Mientras China mantiene públicamente su intención de cumplirlo, EE UU sigue sin aclarar cuál será su postura.
"Hay países que todavía están empezando, pero la UE ha hecho bastante en términos comparativos respecto al resto del mundo. Por eso es interesante difundir esta experiencia. El mayor interés y debate se generó en cómo complementar las diferentes políticas, cómo hacer un paquete efectivo que consiga los objetivos a un coste mínimo", destaca Labandeira.
La Universidad debe jugar un "papel importante "
- Antes de acudir a Bonn, Labandeira estuvo en Vila Vigoni, en el lago Como, donde se celebró un encuentro de economistas expertos en cambio climático organizado por el Gobierno alemán. El catedrático, que finalizará en septiembre su etapa en Florencia, y un investigador del centro vasco BC3 fueron los únicos representantes españoles. "Alemania está desarrollando una transición energética a gran escala, cerrando centrales nucleares e impulsando las renovables, y le interesa conocer qué se está investigando en la UE y, lo más importante, cómo llevar esos resultados a los gobiernos. Su idea es crear una especie de comunidad científica paneuropea", destaca. Así que los expertos trazaron "un mapa del conocimiento": "En Alemania hay muchos recursos y están muy descentralizados, mientras que en Francia el foco está en París. También los países escandinavos tienen mucha investigación en cambio climático". A Labandeira le correspondió esbozar el de España y Portugal: "En ambos países hay grupos que estudian el impacto del cambio climático, pero menos en relación con la economía. Aquí llevamos muchos años con pocos recursos, pero hay expertos repartidos por toda la geografía. En cuanto a centros está el BC3, que es muy potente, pero no hay demasiados sobre clima y economía. Sería interesante más coordinación entre todos". "La universidad española tiene un papel importante que jugar como ocurre en otros países. Contamos con mucha información rigurosa y estamos obligados a compartirla con responsables políticos, empresas y ciudadanos para que tengan una brújula", insta.
