Fotografías que ocupan el lugar de los centollos, cuadros expuestos como si fueran percebes, prendas y complementos a la vista de todos en el espacio reservado para las lubinas... La plaza de abastos de O Calvario acogió ayer la cuarta cita del Mercado del Arte. Más de setenta creadores mostraron durante toda la jornada sus obras a clientes habituales del barrio y otros vecinos llegados desde distintos puntos de la ciudad. Conciertos, talleres para todas las edades y presentaciones literarias completaron una programación que este año incluso ocupó los muros externos del emplazamiento. Las pintoras Laura Tova y Alita comenzaron un ambicioso mural en la fachada lateral de la plaza que esperan poder continuar en próximas ediciones.

La iniciativa nació en 2014 de la asociación "No todo el pescado está vendido", de Alba Sánchez y Esther López, que este año contaron con la colaboración de Francisco López, hermano de la segunda de ellas, y Dismac. "Siempre nos gustó este edificio y por eso decidimos empezar el proyecto en un lugar tan importante como es el Mercado do Calvario", confirma Esther López, quien añade que "el objetivo de la muestra es llevar el arte de las galerías a la calle".

En esta ocasión, más de setenta artistas trasladaron sus creaciones hasta la plaza de abastos. Ilustradores, fotógrafos, decoradores, diseñadores y ceramistas se dieron cita en un lugar poco habitual para ellos. "La idea de exponer aquí todo el arte que tenemos en Galicia es extraordinaria y debería exportarse a muchos más municipios", asegura Otilio Fernández, percebero y fotógrafo.

Uno de los puestos más visitados durante la jornada fue el de Daniel Alvariño. En él se podían ver numerosas creaciones de madera que previamente fue recogida directamente de la playa. Tras recolectarla, Alvariño le da forma siempre bajo la temática marina.

Pese a la notable afluencia que tiene el mercado cada mañana, el ambiente era de día especial. Cientos de personas se acercaron hasta el mercado para ver y comprobar enseres que rara vez se encuentran en un emplazamiento como el de O Calvario. "Venimos desde Cangas expresamente para ver esta muestra de arte a pie de calle", apunta Merche Pousada.

Desde más cerca lo hacían Cristina y Elisa Villamarín junto a Silvia Represas, que visitan esta peculiar exposición por segundo año. Además lo hacen como vendedoras y compradoras. "Tenemos un puesto pero nos gusta mirar lo que traen los demás artistas", aseguran.

Los creadores no solo valoran las ventas efectuadas durante el día. "Son más importantes los contactos que haces que la caja que obtienes", comenta Carmen Coperías, ilustradora y fotógrafa que repite en la exposición urbana de O Calvario.

La música, la literatura y los talleres también tuvieron su espacio en un mercado que hoy recupera la normalidad. Los mostradores que ayer exhibían arte esta mañana vuelven a estar ocupados por el pescado más fresco de la ría.