En los juzgados de Vigo ya han visto casos de jóvenes de más de 30 años a los que sus padres seguían abonando mes a mes la pensión. U otros también excepcionales, como uno relativa a dos hermanas. Una superaba los 25 años y, aunque en el momento del juicio estaba en el paro, su progenitor acreditó que ya había ido encadenando trabajos. La otra, unos años menor que la anterior, había finalizado sus estudios y optó por seguir formándose en vez de incorporarse al mercado laboral. Pero lo más importante para que el juzgado dictaminase que ya no tenía derecho a seguir percibiendo la pensión es que ya se había casado.

Igual que los juzgados de Familia, la sala civil de la Audiencia viguesa también se pronuncia sobre esta cuestión en vía de recurso. Hace un año, por ejemplo, declaró extinguida la pensión que recibía un chico de 19 años. ¿La razón? Había abandonado los estudios de adolescente y durante años permaneció "indolente y despreocupado" por seguir formándose o por trabajar.