¿Es posible cuantificar el sufrimiento de una persona que padece alcoholismo y de su entorno? En general, los estudios que se realizan en España para justificar políticas públicas relacionadas con las drogodependencias solo incluyen los efectos tangibles -costes para el sistema sanitario y las víctimas de delitos, pérdidas laborales, etcétera- pero ignoran los intangibles. La profesora de la Universidad de Vigo Eva Rodríguez, especialista en Economía de la Salud, y el doctor Jacinto Mosquera han realizado la "primera aproximación" al valor económico de la salud.

"Si a cualquier persona le preguntamos por los efectos negativos de las drogas, lo primero en lo que suele pensar es en la salud y la calidad de vida del enfermo y también en su entorno familiar. Sin embargo, en los estudios de coste de enfermedad estos efectos no suelen ser cuantificados porque resulta difícil asignarles un valor. Pero si esta valoración no se incorpora en el análisis, los beneficios de los programas de drogodependencias estarían infravalorados", advierte Rodríguez.

Una de las herramientas que permiten realizar estos análisis es la disposición a pagar (DAP), que en el ámbito sanitario permite asignar un valor monetario a las ganancias intangibles de un programa o política pública y compararlo con otras alternativas. En definitiva, podría ayudar a priorizar unos tratamientos farmacológicos frente a otros.

"Los principales beneficios en sanidad son las ganancias en esperanza y calidad de vida. La DAP nos permite asignarle un valor monetario en función de lo que la población estaría dispuesta a pagar por dicha mejoría. Y si la sociedad está dispuesta a pagar más por un tratamiento que por otro, probablemente nos estaría indicando que le asigna un valor mayor a la ganancia de salud que produce y, por tanto, será más probable que sea financiado públicamente", explica Rodríguez.

La drogodependencia tiene un fuerte impacto en las relaciones familiares y sociales y la DAP, destaca la experta, permite incorporar en un único valor los efectos intangibles,. De ahí que la investigadora y el doctor de la Unidad de Alcoholismo de Vigo Jacinto Mosquera, que ya han realizado varios trabajos conjuntos para tratar de medir las consecuencias de esta adición, recurran a esta herramienta en un estudio basado en las entrevistas personales realizadas a 300 personas de Galicia.

Los encuestados tenían que ponerse en la situación de una persona con este dolencia y elegir entre varios tratamientos con diferentes costes y probabilidades de éxito: "Es un mecanismo para obtener la valoración que un entrevistado le da a la ganancia que produce o, lo que es lo mismo, valorar la pérdida de calidad de vida que la dependencia alcohólica genera".

El estudio contemplaba diferentes escenarios relacionados con las consecuencias familiares -desde discusiones a rupturas o maltrato-, los efectos en la salud física y psíquica del paciente, así como las consecuencias sociales. Y los encuestados debían elegir entre un tratamiento gratuito con una probabilidad de éxito del 80% y otro por el que tendrían que pagar y que garantizaba el 100% de la curación.

Los resultados arrojan una disposición media a pagar de 123,5 euros al mes. Aunque teniendo en cuenta todos los perfiles de alcohólicos analizados, las cantidades varían desde los 69 a los 174 euros mensuales.

Teniendo en cuenta todos los escenarios, la DAP media supone el 15,2% de la renta familiar equivalente de los entrevistados. Una cifra similar a la obtenida en un estudio realizado en Suiza.

El nivel de renta influye positivamente en la disposición a pagar, algo común a todos los estudios de este tipo. Pero ocurre lo mismo entre los encuestados con hijos menores de 14 años, que se revela como la variable que más eleva la DAP. "Los participantes valoraban nueve estados de dependencia distintos y muchos de ellos describían situaciones de ruptura familiar y maltrato verbal o físico. Por tanto, es de esperar que, si se tienen hijos pequeños, el deseo de evitar las graves consecuencias de la dependencia alcohólica sea mayor y se esté dispuesto a pagar más por evitarlas", explica Rodríguez.

Nivel de consumo

También se encuentra una correlación negativa entre la DAP y el nivel de consumo del propio entrevistado. Los que bebeb diaria o semanalmente están dispuestos a pagar menos por un tratamiento que aquellos que lo hacen esporádicamente o nunca beben. El estudio indica que, a falta de más investigaciones, estos resultados podrían indicar que cuanto mayor sea el consumo mayor es también la tolerancia y menor la conciencia de los efectos negativos.

Respecto al resto de trabajos realizados de forma conjunta con el doctor Mosquera, la profesora Eva Rodríguez destaca que siempre han tenido en cuenta la "heterogeneidad de la dependencia", ya que afectan en diferentes dimensiones como la salud y el entorno familiar y laboral y también con distinta intensidad.

Rodríguez apuesta por la cooperación: "Siempre he buscado que los resultados de mi investigación puedan ser aplicados tanto por los economistas de la salud como por el personal sanitario. Y pare ello considero necesaria la colaboración entre investigadores de los diferentes ámbitos".