La reforma que el gobierno local acometerá en el parque Camilo José Cela durante el año 2017 ha sido recibida con satisfacción entre los comerciantes de Torrecedeira y Camelias, que ven en la recuperación de la zona verde un impulso para el barrio y sus negocios. La noticia adelantada por FARO devuelve la ilusión a un colectivo que lleva más de dos años reclamando la transformación del recinto. "Es la noticia del año", proclama Mariluz Álvarez, presidenta de la Asociación de Comerciantes de Torrecedeira (ACEMTO) y vecina de la zona. Para ella y el resto de negocios del barrio, la renovación del parque Cela supondrá la "inmediata" dinamización de la zona, lastrada en los últimos años por la virulencia de la crisis económica. "Es un proyecto que va a atraer a mucha gente a nuestro entorno y por eso para nosotros es un gran regalo de Navidad", comenta.

Uno de los elementos estrella será el ascensor panorámico que conectará Torrecedeira con Pi y Margall dentro del programa "Vigo Vertical". La infraestructura, que tendrá más de 20 metros de altura, permitirá salvar un desnivel de otros 16, lo que obligaba a muchos viandantes a evitar el paso por el parque. "El ascensor es la punta de lanza de toda la reforma y estamos encantados", celebra la presidenta de ACEMTO. La obra permitirá a los peatones conectarse con la calle Camelias utilizando el elevador ya operativo de Menéndez Pelayo. Dos obras separadas por muy poca distancia y que ayudarán a superar un declive de casi 40 metros.

En el entorno del recinto de recreo de Torrecedeira se sitúan varios colegios, que junto a los vecinos y comerciantes llevaban tiempo reclamando la mejora del parque infantil. "Ahora la superficie pasará de ser una zona verde a convertirse en un gran parque para los más pequeños", dice Álvarez. Los niños podrán disfrutar de un juego novedoso de cuerdas que les permitirá caminar y escalar. "Es muy original y seguro que atrae a muchos jóvenes", comenta.

Además, el Concello tiene proyectada la supresión del actual muro de piedra y las barandillas que obligan a las personas que transitan por Pi y Margall a acceder al recinto solamente por dos senderos laterales. Dichos caminos presentan inconvenientes para los padres que llevan carritos de bebés al tener el piso empedrado. Los trabajos de mejora culminarán con la construcción de una gran grada descendiente que facilitará el paso de todos los peatones. "Hace tiempo que veníamos reclamando una entrada más cómoda desde la parte de arriba y ver el boceto final nos ha dibujado una sonrisa en la cara", festeja Álvarez.

Cuando todavía quedan unos meses para que el reformado jardín de la ciudad sea una realidad, comerciantes, vecinos y pequeños ya celebran la transformación de la infrautilizada zona verde en un parque, en su opinión, llamado a ser referente en la ciudad