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Análisis del servicio

Teleasistencia atendió este año 212 emergencias y 7.000 llamadas

Un total de 102 personas precisaron atención sanitaria y 77 intervención social

Teleasistencia atendió este año 212 emergencias y 7.000 llamadas

La tranquilidad que de forma discreta proporcionan los collares y pulseras del servicio de teleasistencia permiten que en la actualidad un total de 564 mayores del municipio se animen a vivir solos y pospongan su entrada en una residencia. La valoración de los usuarios es "un 10", como demuestra el paulatino incremento de beneficiarios desde los 537 del año 2015 o los 471 del 2014. Cada día se reciben en la centralita sufragada por el Concello un total de 30 llamadas de las que una suele corresponderse con una emergencia sanitaria o social y requiere la intervención de personal médico o de los asistentes sociales del municipio.

Entre enero y principios de agosto el servicio contabilizó un total de 7.135 comunicaciones entre los usuarios y el equipo que los atiende y, de ellas, 212 eran situaciones denominadas como emergencia sanitaria (102) o social (77). Atendieron además seis crisis de angustia y siete llamadas de personas que sentían la urgente necesidad de hablar con alguien para rehuir la soledad.

Es en estas ocasiones cuando el servicio se vuelve vital para los beneficiarios, que con solo pulsar el botón que llevan en la muñeca o el cuello establecen contacto con una centralita capaz de movilizar a sus familiares o a los servicios médicos y siempre cuentan con unas llaves en algún punto convenido para acceder al domicilio en caso de que la persona se encuentre impedida y no pueda abrir.

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Golpes, fracturas, mareos, catarros, depresiones,... son muchas las circunstancias que se intentan atajar desde la centralita en colaboración con los familiares o vecinos más próximos de estas personas y las emergencias sanitarias. Las usuarias con las que habló FARO reconocen que uno de los papeles fundamentales del servicio es evitar la sensación de soledad.

En los siete primeros meses del año se realizaron 3.417 llamadas de seguimiento desde el centro de control a los usuarios simplemente para realizar una revisión rutinaria de su estado o para recordarles una cita médica o administrativa. Durante el mes de julio también se llamó a los domicilios para ofrecer a los mayores consejos para evitar golpes de calor, como bajar las persianas a primera hora, abrir la casa por la noche y no olvidar hidratarse. Las personas incluidas en el proyecto también pueden pedir que les recuerden todos los días a una misma hora que tomen una determinada medicación.

En esto consiste el grueso del trabajo, aunque la memoria desde enero también contabiliza 2.342 comunicaciones para intercambiar datos de interés y unas curiosas 299 llamadas en las que el usuario simplemente quería "saludar al personal", lo que demuestra el importante papel que cumple como vínculo para evitar el aislamiento. A medida que pasa el tiempo las pulsaciones por error se van corrigiendo y en este periodo de siete meses fueron menos de 480. Lo que sí hubo fueron casi 150 visitas y demostraciones del aparato para garantizar que los usuarios saben utilizarlo.

Más de 80 años

La soledad en esta ciudad tiene nombre de mujer, tal y como demuestra el hecho de que el 90% de las usuarias siguen siendo mujeres, un total de 510 frente a un pequeño grupo de 51 hombres. La teleasistencia es un servicio diseñado especialmente para personas muy mayores. El 85% tienen más de 80 años, 53 están entre los 75 y los 79, hay un grupo de 26 entre los 65 y los 74 y por debajo de esta franja solo figuran siete vecinos..

La clave del proyecto que se financia desde el Concello con 80.000 euros anuales es ayudar a personas que viven solas, aunque hay excepciones en las que se proporciona el aparato a una persona dependiente que precisa apoyo aunque resida con su cónyuge, en ocasiones también mayor -35 casos- o con otros familiares ancianos -9 usuarios-. Pero son casos aislados, el grueso de la gente inscrita, un total de 477 personas de los 564 usuarios, viven solos y de ellos casi la totalidad son viudos, aunque también hay algún soltero, divorciados y separados y 2 parejas de hecho que solicitaron este respaldo para poder vivir en su casa.

Alba Villas - 83 años. Reside en la calle Ecuador

"El trato y el servicio son impecables, los puntuaría con un 10 sobre 10"

Otra usuaria convencida del proyecto de teleasistencia es Alba Villar. Con una mente privilegiada a sus 83 años, explica que fue una de las primeras personas en acceder al collar cuando la iniciativa dependía de la Diputación y el Imserso. Recibió información porque colaboraba como voluntaria con personas mayores en aquel momento y decidió sumarse a un proyecto al que se ha mantenido fiel. "Del 1 al 10 le pongo un 10 en diligencia, amabilidad y eficacia. Lo reúne todo", destaca esta vecina de la calle Ecuador, quien a pesar de tener cerca a su hermana y a su sobrino insiste en que "nunca" prescindiría de su collar de teleasistencia."Salgo a la calle con el collar, hago vida normal y me ofrece la tranquilidad de saber que estaré atendida si llevo un golpe", insiste Villar, quien agradece que todos los días a las 07.30 de la mañana la llamen para recordarle que tome su medicación. "Solo se retrasaron un día y no paraban de pedir disculpas. Me hacen sentir acompañada, se preocupan por cada uno de nosotros y se lo he recomendado a muchas amigas. El servicio y el trato siempre han sido impecables", valora esta usuaria, que solo en una ocasión tuvo que pulsar el botón para pedir ayuda, aunque el contacto con el personal por cuestiones menores es diario. Hace 18 años que vive sola y por ahora Villar se mantiene activa e independiente.

Ramona Ferrer - 84 años. Reside en Vía Norte

"Fue mi salvación, evitó que me fuera a una residencia y me da total tranquilidad"

Ramona Ferrer se emociona al hablar de la tranquilidad que le ofrece su collar de teleasistencia. Es usuaria desde hace casi cinco años y no duda en recomendar el servicio a todas sus conocidas. Lleva 29 años viviendo sola, desde que se quedó viuda con apenas 56 años, y ahora, con 84, se mantiene en su domicilio de Vía Norte gracias en buena medida a la seguridad que le proporciona el tener contacto permanente con una centralita de emergencias. "Me enteré de su existencia cuando fui a preguntar por una residencia. Me dijeron que como aún me desenvolvía bien podía ser una herramienta adecuada y fue mi salvación. Tengo el collar, me resulta comodísimo y no concibo mi vida sin él", relata satisfecha. Recuerda que pulsó el botón para pedir ayuda en dos ocasiones, una por un tema menor, y otra en la que fue necesario hospitalizarla pocos días después de regresar del Álvaro Cunqueiro. Aún se está restableciendo y solo cuenta maravillas del proyecto. "Tengo a mi hijo en Vigo, pero este es un apoyo inmediato y se ponen en contacto con él si fuera necesario", señala Ramona, quien asegura que el personal "es capaz de levantarte el ánimo en los días en que una está más deprimida". Agradece especialmente la atención recibida durante la ola de calor de julio: "Nos vigilan, nos dan consejos y por las mañanas me recordaban que bajara las persianas para que la casa no cogiera calor".

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