Casi la mitad de los cuidadores de personas con alzhéimer sufren sobrecarga, el 37% padecen ansiedad y un 25% depresión. Pero muchos ni siquiera acuden a su doctor. Natalia Vérez, autora de un estudio gallego sobre las patologías que afectan a los familiares que atienden a estos pacientes y que va a ser replicado en Reino Unido, trabaja en un protocolo de actuación para que las farmacias comunitarias -aquellas que prestan servicios al entorno- evalúen precozmente su estado de salud y los desvíen al médico en caso de que sea necesario.
"El farmacéutico está muy bien valorado, sobre todo en el medio rural, y se establece un clima de confianza que no siempre existe en Atención Primaria. Además la población gallega está muy dispersa y casi todas las localidades disponen de una farmacia, pero no de un centro de salud. La tendencia en España es ofrecer cada vez más servicios farmacéuticos en otros campos, como el control de la hipertensión, la diabetes o el colesterol, y se trataría de implementar esta nueva oferta", propone Vérez, profesora de Educación para la Salud en la Escuela Universitaria CEU de Magisterio e integrante del Grupo Berbés de Investigación y Docencia en Atención Farmacéutica del Colegio de Pontevedra.
Su iniciativa recibió el Premio CINFA a la Innovación en Farmacia Comunitaria durante el reciente salón Infarma celebrado en Madrid y también ha llamado la atención a los investigadores que participaron la semana pasada en Londres en el Congreso Mundial de Neurología y Terapéutica. "Les pareció muy interesante que un farmacéutico realizase una propuesta de intervención. La enfermedad de Alzheimer es abordada por psicólogos, psiquiatras y otros expertos pero nadie había incluido la variable del farmacéutico, que estaba desaprovechada", reivindica.
Vérez también presentó en Londres los resultados de su proyecto sobre las patologías de los cuidadores, que en unos meses replicará el grupo del doctor Robert Lawrence, de la St George's University of London y responsable de salud mental y psiquiatría en el sur de la capital británica.
"Estoy entusiasmada. En el equipo hay psiquiatras y geriatras y ya han empezado a preparar el estudio. Lo harán exactamente igual y después compararemos los resultados. En mayo o junio volveré allí para conocer los resultados preliminares", explica.
Vérez reunió una muestra de 175 cuidadores de toda Galicia para evaluar las consecuencias físicas, psicológicas y sociales que sufren y comparó los resultados de aquellos que pertenecen a una asociación de enfermos de alzhéimer -contó con la colaboración de la federación gallega- con los de quienes no se han adherido a ningún colectivo de este tipo.
Los primeros se sienten más apoyados y reconocidos, aunque en general todos lamentan la falta de ayuda institucional. "Galicia tenía en 2015 las pensiones más bajas del Estado, los familiares no pueden pagar a cuidadores y acaban dejando sus trabajos. Están ahorrando muchísimo dinero al resto de la sociedad, porque no habría camas para todos en las residencias públicas", subraya Natalia Vérez.
La dureza de la enfermedad y los cuidados permanentes -"Ellos dicen que sus jornadas son de 28 horas"- provocan ansiedad y depresión que en muchos casos no reciben tratamiento: "No piden ayuda y cuando lo hacen es demasiado tarde. La ansiedad mantenida en el tiempo es un gran incapacitante y la depresión puede inhabilitar para ejercer como cuidador".
Vérez obtuvo su doctorado en Psicología por la UNED gracias a este trabajo dirigido por Nicanor Floro Andrés y Marcos Ríos que defendió en Madrid ante un tribunal que le concedió un sobresaliente cum laude y valoró la atención a la vertiente humana del cuidador.
