"Galicia es un drama, con una de las poblaciones más envejecidas y, además, dispersas", explica Chus Lago, jefa del Servicio de Trabajo Social de Chuvi. Cifra en "350.000 los mayores que viven solos o con otros ancianos". Para atenderlos, evitando el "desarraigo", entiende que se necesita más ayuda a domicilio. "Los recursos de proximidad son más baratos que una plaza de residencia y resuelven en gran medida las necesidades de las familias", defiende.
Otra de las cuestiones en las que Lago entiende que hay que avanzar es en "una coordinación sociosanitaria real". Explica que en los hospitales se realiza un trabajo con estas personas vulnerables socialmente que, luego, atiende la Xunta, a través de la ley de dependencia. "Tenemos que ir de la mano, con procedimientos más ágiles, para que no nos pasemos el relevo, sino que trabajemos conjuntamente", propone y precisa: "Está definido; hay que ponerlo en práctica".
Otra de las reivindicaciones es que a los trabajadores sociales que actúan en el Sergas se les considere sanitarios. No solo por el reconocimiento, sino porque tendrían acceso a "más formación y más adecuada" y a una "mayor participación en equipos de trabajo".
