Hay una alternativa idónea para resolver los conflictos que consume menos recursos que un juicio y es más rápida. Está teniendo un gran desarrollo en otros países, pero España se resiste. Se trata de la mediación. Para formar sobre ella, el Colegio de Procuradores de Vigo, con la colaboración de la Universidad, clausuraron ayer un taller impartido por una experta en este ámbito, la argentina Marinés Suáres.
-¿Qué es la mediación?
-Es una forma pacífica de resolver los conflictos. El mediador es un tercero que ayuda a las personas, grupos, instituciones o países en conflicto a que encuentren una solución buena para ellos.
-¿En qué situaciones los ciudadanos pueden recurrir a ella?
-Donde ha resultado más exitosa la mediación es en los conflictos familiares, mi especialidad. También, en todo lo que sean conflictos comunitarios, entre vecinos o que atañen a la comunidad. Por ejemplo, en la construcción de una infraestructura que afecta a los vecinos y están involucrados poderes del Estado, las constructoras... Los más rimbombantes son los conflictos internacionales.
-¿Cuáles son las más habituales?
-En los familiares, lo más común son los procesos de divorcio, para que encuentren una solución que venga bien a todos y, sobre todo, a los niños. En comunitaria, lo más mediado son las molestias que causan los perros y árboles que invaden propiedades o humedades. En el municipio argentino de Morón, a donde pertenezco, hay un centro de resolución de conflictos vecinales que ha recibido varios premios.
-¿Qué ventajas tiene con respecto a los juicios?
-Primero, porque es la construcción de la paz. Terminar con tanta guerra, muerte y destrucción que, a distintos niveles, hemos tenido en todos los países. Es para generar una comunidad más sana para nuestros nietos y los nietos de mis nietos, con relaciones pacíficas, en vez de peleas permanentes. Construir un hábitat mejor. Por otra parte, es muchísimo más económica. Un juicio supone al Estado, al menos, 3.000 euros. Un sistema de mediación cuesta muchísimo menos. A las partes también. Es cierto que los abogados ganan menos, pero mucho más rápido. Es un sistema altamente beneficioso.
-¿Cómo de desarrollada está la mediación en España?
-Depende, en Barcelona ha crecido mucho. La primera vez que vine a España fue en el 98 y pensé que iba a desarrollarse mucho más. Comparado con el resto de países de Hispanoamérica, me llama la atención que aquí vaya tan lenta. Puede tener que ver con algo cultural o con leyes que no han favorecido su implantación. En el resto del mundo, ha crecido a pasos agigantados porque da resultado, porque es efectiva, eficiente y barata.
-Entonces, ¿propone algún cambio legislativo en España?
-Sí. Hace 20 años dije lo contrario, pero una cambia. Me parece que es imprescindible una ley de mediación obligatoria previa a cualquier contienda judicial. Esto ayudaría a que los juicios estén mejor atendidos y lleven menos tiempo, porque la Justicia está saturada en todo el mundo y no es justa porque es muy lenta. Los jueces solo tienen 24 horas al día y los casos se van amontonando. Hay muchos que se resolverían más rápido, mejor, más barato y con mayor satisfacción para las partes con la mediación. Y si la mediación no puede, pues que vayan a la sede judicial. La mediación y el juicio no se excluyen. Estamos todos trabajando para una sociedad más justa.
-¿Quién puede ser mediador?
-Depende de los países. En España hay que ser profesional graduado y hacer una formación en mediación. El problema es que hay distintas calidades en la formación y, por tanto, en los mediadores. Esto lleva a que la gente se desilusione con una mala mediación.
-¿Cree que necesita ser reglada?
-Sí, creo que sí. Debe ser una formación exigente. Es necesario establecer cuáles serían los contenidos mínimos y un examen.
-¿Cuáles son las aptitudes que debería tener todo mediador?
-Que le interese la gente y sus problemas. Tenemos que ser gente que nos interese lo que piensan los otros, lo que sienten los otros.
-¿En qué consisten las técnicas de la escuela circular narrativa?
-En analizar la forma en que la gente cuenta lo que le pasa, cómo le llega y cómo la construye. Ayuda a que comprenda cómo construyó el otro su historia y trata de hacer una nueva construcción que les resulte apto para los dos.
