El Campus del Mar se enfrenta a su examen final en una situación de "máxima incertidumbre" ya que el Gobierno sigue sin aclarar el futuro del programa de excelencia del que forma parte desde octubre de 2010. El día 30 es la fecha máxima para enviar el documento que evaluará un comité internacional de expertos y la Universidad, después de obtener las máximas cualificaciones en las dos evaluaciones previas, confía en certificar su sello. La supervivencia económica está garantizada hasta 2017 ya que sus responsables han tenido que extender el presupuesto inicial de dos años hasta siete, pero el escenario futuro es una incógnita.
"Después de tres años sin ninguna comunicación, los responsables de los campus de excelencia fuimos convocados en Madrid el pasado febrero y el secretario general de Universidades nos transmitió su apoyo. Me consta que tiene algunas ideas pero habrá elecciones en unos meses y ahora mismo todo depende del nuevo gobierno. No sabemos qué va a pasar y en este momento preferimos concentrarnos en cumplir lo estipulado con el documento de evaluación y en los proyectos que vamos a presentar hasta final de año a varias convocatorias transfronterizas de financiación. Pase lo que pase esto ya es una realidad irreversible", subraya su responsable, el catedrático Emilio Fernández.
Los campus de excelencia son una iniciativa del anterior gobierno socialista para promover el agrupamiento de universidades, instituciones de I+D y empresas en ámbitos estratégicos para el tejido industrial. Bajo el paraguas del Campus del Mar, se aúnan en estos momentos más de 3.000 investigadores de las tres universidades gallegas, el CSIC y el IEO, así como del norte de Portugal.
A pesar de tener que estirar el préstamo inicial del ministerio de 5,3 millones de euros, el proyecto ha conseguido un porcentaje de éxito "superior al 60%" en todas las líneas planteadas, incluso superando "con creces" lo previsto en varias de ellas.
"Hemos lanzado gran parte de lo planteado, excepto aquellos aspectos que dependían de la financiación o de factores externos. Por ejemplo, proponíamos la creación de un centro de datos oceanográficos pero se quedó en suspenso porque el Gobierno planteó lo mismo a nivel nacional. Fuimos invitados al ministerio y nos ofrecimos a gestionar la parte gallega, pero ellos no han avanzado", revela Fernández.
Entre los logros más significativos, además de formalizar un marco de cooperación entre instituciones que hasta la llegada del Campus del Mar trabajaban casi de espaldas salvo iniciativas de carácter personal, destaca la escuela de doctorado internacional con universidades de Galicia y Portugal. "Ya tenemos 137 estudiantes y el objetivo ahora es hacerla más a internacional a escala atlántica con Inglaterra y Francia", apunta.
"Nos hemos visto obligados a reprogramar todos los fondos para extender los recursos de dos años a siete y se ha trabajado de otra manera. Con poco gasto hemos alcanzado cosas importantes, aunque podríamos haber hecho más si se hubiese producido un mayor grado de acuerdo. De todas formas, impulsar el trabajo en conjunto requiere de algún tipo de incentivo económico y de motivación por parte de los gobiernos. Cuesta mantener la estructura unida cuando el ministerio retira su respaldo, ya que al final son instituciones que compiten por las mismas ayudas", advierte el director del Campus del Mar.
